Vicente solo recibió muestras de cariño de afición y club antes del derbi. Se marchó con frialdad y casi en silencio.
D. RODRÍGUEZ Si Vicente quedará para la historia del Valencia como un futbolista único en muchos sentidos, su despedida tampoco será recordada como una más de muchas. El adiós del ´Xiquet´ no sobresalió por su emotividad y brillantez, sino por la pecualidad y sentimientos encontrados. No tuvo desperdicio. Hubo ovación y reconocimientos de afición y club al principio. Pero también indiferencia a la conclusión, con los cánticos insultantes de los levantinistas de por medio.
Solo se respetó el guión preestablecido en estos casos en materia puramente futbolística. Emery cumplió con lo prometido y concedió unos minutos al interior sobre el terreno de juego. Hasta 17, más el descuento, gozó el de Benicalap para protagonizar varias de sus conocidas galopadas y centros desde la banda izquierda. Incluso tuvo tiempo, a su salida por Jonas, en el tercer cambio blanquinegro, para probar fortuna con un derechazo desde la frontal del área, que se topó con la zaga granota.
El propio ´Xiquet´ aseguraría después, ya en sala de prensa, que se había tratado de «una despedida sencilla, bonita». Quizá lo más correcto, sin embargo, hubiera sido catalogar su adiós como ´a la francesa´. Igual que solían hacer los miembros de las clases altas del país vecino durante el S. XVIII, cuando estaba bien visto abandonar una reunión sin siquiera saludar a los anfitriones de la misma. Lo que no está nada claro es que Vicente se encargase anoche de que así fuera.
Con los ánimos caldeados por las distintas trifulcas del partido, y el Levante al completo celebrando la permanencia matemática sobre el césped, el ´14´ se quedó sin espacio para un último tributo. Y eso que estuvo esperándolo, dubitativo, unos segundos. Tampoco el club o sus compañeros le dieron una última sorpresa. Como sí había ocurrido un año antes con Rubén Baraja, quien tuvo video, vuelta de honor y manteo. Como el mismo Vicente disfrutó antes del pitido inicial, cuando recibió parabienes varios de jugadores y demás estamentos del club.
La grada se mostró mayoritariamente cariñosa con Vicente. Al menos, durante el turno inicial de homenajes, que los aficionados blanquinegros aprovecharon para dedicarle una cerrada y larga ovación. Ya en el partido, como a su marcha a los vestuarios, fue tratado como uno más. Solo los seguidores granotas le dieron de comer aparte. Pero para insultarle y maldecirle, que por algo le consideran un traidor por cómo lo hizo y donde se marchó hace 11 años, tras formarse en su cantera.
http://www.superdeporte.es/valencia/2011/05/16/despedida-francesa/128197.html
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