Pellegrino liquidó al BATE con un planteamiento de manual basado en el gobierno de su centro del campo
CÉSAR IZQUIERDO Pellegrino y sus jugadores necesitaban una noche así. Es justo reconocer los méritos del entrenador argentino después de un triunfo ante un enemigo que no era sencillo. Los blanquinegros ejecutaron noventa minutos de manual. Su puesta en escena fue solemne: activado, intenso, atento, eficiente. También lo fue la autoridad con la liquidó sin sobresaltos la recta final. Todo salió bien partiendo de acertado planteamiento. Presionó con vigor la salida de balón del BATE, supo resistir y fue paciente hasta encontrar su ocasión. Esa jerarquía empezó a cuajarse desde el centro del campo. Pellegrino fortaleció la medular con destreza. Albelda, Gago y Tino Costa se juntaron para mostrar un equipo más compacto, más tupido, con más capacidad para controlar la situación. Lo mismo sucedió después cuando se incorporó Banega. Aguerrido, valiente, dirigente. El Valencia ejerció de Valencia y en eso tuvo que ver el impulso de la sala de máquinas.
Nadie le había sabido jugar al BATE hasta ayer. Un enemigo que tiene sus armas y las aprovecha. Tanto, que Diego Alves tuvo intervenciones de mucho mérito en el cuarto de hora de pájara que sufrieron los blanquinegros desde el ecuador de la primera parte hasta el penalti que forzó Soldado. Durante ese tramo, volvieron las pérdidas de balón y los desequilibrios. El gol de Soldado liquidó los miedos y cambió el contexto del partido. Por primera vez en esta Champions, el BATE estaba por detrás en el marcador y obligado a llevar la iniciativa, a encontrar soluciones diferentes que no obtuvo. Pellegrino acertó en la manera de contrarrestar la disposición y el contragolpe de los bielorrusos.
Tanto, que terminó aplicándoles su propia medicina. Los tres goles del Valencia tuvieron como origen un robo de balón y una salida rápida. Directo, vertical, punzante. Los blanquinegros tuvieron la pelota, sin embargo, la emplearon de forma activa. Francos y espontáneos, los jugadores no se perdieron en la horizontalidad que hasta ahora les había caracterizado. Movieron la pelota con más velocidad y eso les hizo ser menos previsible. El Valencia activó nuevos registros. En la línea de lo que sucedió en los minutos finales ante el Athletic, donde apretó a los rojiblancos con fútbol y coraje, coincidiendo con la presencia sobre el césped de Gago, Banega y Tino. No hubo un cambio de drástico en el sistema. Pellegrino dibujó un 4-2-3-1, con Tino apoyando al doble pivote y trabajando sobre la salida de los bielorrusos, libre para llegar al ataque. No como mediocentro y sí como centrocampista ofensivo.
Cuando Banega entró en escena, Tino retrasó su posición para juntarse con Gago. La alianza de los centrocampistas en Minsk ofreció argumentos convincentes en el fondo y la forma. Fue una Troika, un gobierno de tres, un triunvirato para domar el encuentro y ofrecer una nueva fuente de alianzas. Pellegrino y el equipo regresan a casa reforzados con otra victoria. El Valencia camina.
http://www.superdeporte.es/valencia/2012/10/24/triunvirato-sala-maquinas-valencianista/176750.html
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