La Curva Nord rinde homenaje a Íñigo Cabacas con diez minutos de silencio que dejan claro la necesidad de la Grada Jove Canales se lleva la ovación más cálida del año y vuelve a jugar cinco meses y medio después.
«Vamos a hacer que esos pañuelos merecidos de la afición vuelvan al bolsillo». Esa fue la apuesta de Emery tras la derrota del Valencia frente al Zaragoza en Mestalla. El técnico sigue discutido por buena parte de la grada y sus jefes casi lo han sentenciado. Sin embargo, está dispuesto a morir con las botas puestas. Y la metáfora del Oeste implica fidelidad a las ideas propias. Sea como fuere, Mestalla cambió los pañuelos por aplausos. Una frase que en una temporada normal no podría convertirse nunca en titular de portada pero que, con la que ha caído en los últimos partidos ligueros, representa una bocanada de aire fresco. Ya ocurrió frente al AZ Alkmaar en la Europa League y anoche se repitió. Goles son amores y cuatro muy buenas razones... para dejar el pañuelo en el bolsillo y rezar para no volver a sacarlo en lo que queda de año.
En una tarde con temperaturas casi veraniegas, aunque los más previsores llevaban acertadamente la chaqueta anudada a la cintura, los aficionados aprovecharon para montar improvisadas tertulias en las terrazas aledañas a Mestalla. Con una cerveza, un refresco o un café. Cada uno con su tema. Pero en boca de todos, un nombre: David Albelda. La ausencia del capitán en la lista de convocados por motivos técnicos, por tercera vez consecutiva, animó todos los debates.
Y la mayoría de 'tertulianos' recordaron una verdad inquietante. La última vez que el valenciano vivió algo similar, en el banquillo moraba un señor llamado Ronald Koeman... y la cosa acabó en los juzgados. Los más ingeniosos argumentaban, con razón, que aunque quisiera el jugador no podría repetir la denuncia. Como la legislación le obligó a demandar a la empresa y no al presidente, ya no se podría juzgar al Valencia por un delito del que fue absuelto. Alguno se ganó la cervecita de turno apostando con el vecino tal circunstancia.
Ajeno a la sabiduría popular apareció el gran protagonista. Sonriendo a las cámaras, que ya sabemos que la Pantoja lo aconsejó en su momento, Albelda se llevó la primera alegría de la tarde nada más asomar por el palco. Frente a sus ojos, en la Grada de la Mar, ondeaba por el viento una pancarta con el lema 'Albelda, sempre capità'. Eso sí, competía con otra ubicada en el fondo norte alto que rezaba 'Unai quédate'. Que se cumplan los dos discursos la próxima temporada parece muy complicado.
La Curva Nord rindió un sentido homenaje a Íñigo Cabacas, el seguidor del Athletic que falleció tras recibir el impacto de una pelota de goma disparada por la Ertzaintza. Los integrantes de las peñas Yomus y Gol Gran le dedicaron diez minutos de silencio. Con ambos sectores vacíos y una pancarta como homenaje en el fondo sur. Diez minutos que, además de servir de homenaje, dejaron claro que, sin los más animososos de la grada, Mestalla es lo más parecido a un teatro.
Con perdón, que ya sabemos que la sensibilidad está a flor de piel. A la afición hay que darle motivos para animar pero no es menos cierto que los que no condicionan su aplauso a la calidad del espectáculo que estén viendo esa noche o esa tarde son muy necesarios. Sólo hace falta que se limen pequeños aspectos, pero que generan dolor de cabeza. En la Grada Jove no tiene cabida la minoría que entiende el fútbol como un intercambio de insultos. Esos, mejor viendo el partido por televisión. A la amplísima mayoría les espera el sueño de la 'Curva Nord Mario Alberto Kempes'. Gran noticia para el valencianismo.
¿Y el partido? Bien, gracias. La afición volvió a disfrutar de una victoria de su equipo en la Liga dos meses después... menos un día. Esa ha sido la condena. Pero lo volvió a hacer con la dosis de 'patiment' que se ha convertido en un clásico durante la temporada. Cuando los primeros silbidos tomaron cuerpo, al inicio de la segunda parte, llegó el segundo gol del Valencia.
La ovación de la noche se la llevó Canales. Mestalla se puso en pie para recibirlo cinco meses y medio después. El cántabro volvió a sentir el calor de su afición. Emery contempló a los seguidores en pie para recibir a uno de los jugadores con más calidad. El vasco debió pensar en ese momento que los meses complicados hubieran sido más llevaderos con su magia en el terreno de juego. Pitó Paradas Romero el final y Albelda se levantó de su asiento. ¿Volverá a jugar con Emery? Las apuestas han comenzado.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2012-04-12/debate-sobre-albelda-llega-20120412.html
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