Es uno de los jugadores revelación de la temporada y, sin duda, el futbolista que más ha progresado este año en el Valencia. Feghouli, de 22 años, ha encontrado en Emery al avalista que todo deportista necesita. Unai ha descubierto en Sofiane al diamante en bruto al que todo entrenador desea pulir.
Le da miedo morir joven. Se perdería en Paris y su comida favorita es el cuscús. A Feghouli le fascina la película "Heat", y Robert de Niro y Halle Berry son sus actores favoritos. El futbolista revelación de la temporada, que aspira a ser "un jugador de altísimo nivel", confiesa que su mayor defecto es la precipitación y de sus virtudes ensalza la generosidad y esfuerzo. Extrovertido y seguidor de la música alternativa, a grandes rasgos así es Sofiane Feghouli, el diamante en bruto que Emery ha ido puliendo durante toda la temporada. Hoy, afirma, juega su partido más importante. Un partido con el que nunca soñó pero que, durante los últimos días, le ha dejado dormir poco.
Procedente del Grenoble francés, donde por una lesión de rodilla apenas había jugado, Feghouli llegó gratis al Valencia en mayo de 2010. Era la particular apuesta de Fernando Gómez Colomer, entonces director deportivo. Con 20 años, el argelino se topó en Valencia con Joaquín y Pablo Hernández que le cerraban las puertas del equipo. Aún así, y en sus pocas actuaciones, el anárquico extremo, dejó algunos destellos de talento. En enero y como era evidente que necesitaba crecer y adaptarse al fútbol español, el Valencia lo cedió al Almería. Pero allí no disfrutó de los minutos que necesitaba. Sólo jugó nueve partidos y, por un problema disciplinario, el técnico dejó de contar con él. En julio, con el inicio de la temporada, Feghouli regresaba al Valencia. Era, obvio, un jugador transferible. Pero no llegaron ofertas y Emery apostó por él. El argelino, fan del París Saint-Germain, vio en la salida de Joaquín la oportunidad para convertirse en el relevo de Pablo Hernández. Suplente del castellonense, el jugador aprovechó una lesión de Pablo en el mes de octubre para hacerse un hueco en el once y, a partir de ahí, reivindicarse. Hoy, Soso -apodo- tiene el rol de titular y es un futbolista básico en el esquema de Emery. Velocidad, potencia, disparo y regate son algunas de sus características, pero sin duda es su ambición, competitividad y ganas lo que le ha llevado a conectar con Mestalla y le han convertido en uno de sus intocables.
Admira a Ronaldinho, aunque en el Grenoble lo bautizaron como el pequeño Zizou -por su historia familiar ya que nació en un suburbio de Paris en el que sus padres se asentaron tras salir de Argelia- y, los partidos de fútbol que ahora protagoniza, eran su obsesión de pequeño. No por jugarlos, sino por verlos.
De familia humilde, los caprichos nunca fueron abundantes en casa de los Feghouli. E ir al futbol era un capricho. Inalcanzable. Sofiane (26 -12-1989) deseaba ir al Parque de los Príncipes para ver a su París Saint-Germain en el que por aquel entonces jugaba Ronaldinho, pero tenía que contentarse con merodear por el exterior del estadio y ver los partidos por televisión.
Con 15 años, hizo una prueba en las categorías inferiores del París Saint-Germain pero fue rechazado, de ahí que buscara su oportunidad en el modesto Grenoble. Y allí, en 2007, arrancó una carrera profesional con altibajos por culpa de unas lesiones que, por fin, lo han respetado. Su progresión ha impresionado hasta al propio Emery. Feghouli es, junto a Michu, Adrián, De Marcos o Cuenca, una de las revelaciones de la temporada.
Procedente del Grenoble francés, donde por una lesión de rodilla apenas había jugado, Feghouli llegó gratis al Valencia en mayo de 2010. Era la particular apuesta de Fernando Gómez Colomer, entonces director deportivo. Con 20 años, el argelino se topó en Valencia con Joaquín y Pablo Hernández que le cerraban las puertas del equipo. Aún así, y en sus pocas actuaciones, el anárquico extremo, dejó algunos destellos de talento. En enero y como era evidente que necesitaba crecer y adaptarse al fútbol español, el Valencia lo cedió al Almería. Pero allí no disfrutó de los minutos que necesitaba. Sólo jugó nueve partidos y, por un problema disciplinario, el técnico dejó de contar con él. En julio, con el inicio de la temporada, Feghouli regresaba al Valencia. Era, obvio, un jugador transferible. Pero no llegaron ofertas y Emery apostó por él. El argelino, fan del París Saint-Germain, vio en la salida de Joaquín la oportunidad para convertirse en el relevo de Pablo Hernández. Suplente del castellonense, el jugador aprovechó una lesión de Pablo en el mes de octubre para hacerse un hueco en el once y, a partir de ahí, reivindicarse. Hoy, Soso -apodo- tiene el rol de titular y es un futbolista básico en el esquema de Emery. Velocidad, potencia, disparo y regate son algunas de sus características, pero sin duda es su ambición, competitividad y ganas lo que le ha llevado a conectar con Mestalla y le han convertido en uno de sus intocables.
Admira a Ronaldinho, aunque en el Grenoble lo bautizaron como el pequeño Zizou -por su historia familiar ya que nació en un suburbio de Paris en el que sus padres se asentaron tras salir de Argelia- y, los partidos de fútbol que ahora protagoniza, eran su obsesión de pequeño. No por jugarlos, sino por verlos.
De familia humilde, los caprichos nunca fueron abundantes en casa de los Feghouli. E ir al futbol era un capricho. Inalcanzable. Sofiane (26 -12-1989) deseaba ir al Parque de los Príncipes para ver a su París Saint-Germain en el que por aquel entonces jugaba Ronaldinho, pero tenía que contentarse con merodear por el exterior del estadio y ver los partidos por televisión.
Con 15 años, hizo una prueba en las categorías inferiores del París Saint-Germain pero fue rechazado, de ahí que buscara su oportunidad en el modesto Grenoble. Y allí, en 2007, arrancó una carrera profesional con altibajos por culpa de unas lesiones que, por fin, lo han respetado. Su progresión ha impresionado hasta al propio Emery. Feghouli es, junto a Michu, Adrián, De Marcos o Cuenca, una de las revelaciones de la temporada.
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