Martin Atkinson se convirtió en el protagonista del choque al pitar un penalti inexistente y expulsar de manera extraña a Banega · Frings adelantó a los alemanes desde los once metros · Mata hizo el empate en un arranque de ira valencianista.
El Valencia tiró de casta y épica ante el Werder Bremen para rescatar con diez hombres un valioso empate que aún le permite soñar con su continuidad en Europa. Un inexistente penalti de Banega, que acabó expulsado, sirvió para que Frings adelantara al conjunto alemán, pero Mata se encargó de establecer un justo empate que mantiene viva la eliminatoria.
Y por lo visto hoy en Mestalla, el choque en el Weserstadion promete emociones muy fuertes. Lo asegura el estilo de dos equipos con un potencial ofensivo tremendo, dos conjuntos que atacan sin reservas y asumen riesgos con la acumulación de efectivos en los últimos metros. De ahí que estos primeros noventa minutos fueran una oda al fútbol atrevido, vertical y con un atractivo único.
El rápido extremo Marin fue un auténtico incordio para la zaga ché y obligó a César a mostrar su mejor repertorio en repetidas ocasiones.
En ése escenario el equipo de Thomas Schaaf se maneja como nadie, pero, esta vez, fue el Valencia el que mereció salir bien parado del intercambio de golpes. Apoyado en sus dos puñales, Mata y Pablo, la movilidad de Silva y la referencia del 'Guaje', los de Emery sitiaron la portería alemana durante gran parte del encuentro. Y eso que avisaron primero los alemanes en un remate fácil que Özil no finalizó con acierto.
El mediapunta, previsible amenaza teutona, no tuvo su día. Pero los recursos del Bremen son tantos que, si su figura no rinde a pleno nivel, apenas se nota. Aparecieron Hunt y sobre todo Marin. El rápido extremo fue un auténtico incordio para la zaga ché y obligó a César a mostrar su mejor repertorio en repetidas ocasiones.
El 'recital' de Atkinson
Eso sería tras ver a Martin Atkinson imponer el guión del partido. El colegiado inglés se fió de su asistente para señalar un penalti en el minuto 23 por un leve, casi ridículo, agarrón de Banega sobre Pizarro. Frings adelantó al Bremen y terminó de encender la traca valenciana.
La llama inició su recorrido con el error del trencilla y provocó su explosión en el segundo tiempo cuando, esta vez avisado por el cuarto árbitro, Atkinson decidió expulsar a Banega por un supuesto manotazo sobre Marin.
Mientras el conjunto ché se volcaba en busca de esa igualada, el Bremen no fue un convidado de piedra. De hecho, las situaciones de gol para los alemanes fueron, si cabe, más claras.
Esas dos circunstancias obligaron a los de Emery a recurrir a la épica, la solidaridad, el esfuerzo extra para arrinconar a su rival hasta lograr el empate. Al carrusel de ocasiones falladas por Banega, Silva, Villa...se enfrentó Mata, que aprovechó un rechace en otra oportunidad marrada de Silva para firmar el empate definitivo.
Mientras el conjunto ché se volcaba en busca de esa igualada, el Bremen no fue un convidado de piedra. De hecho, las situaciones de gol para los alemanes fueron, si cabe, más claras. Pero ahí es donde César arrimó el hombro a la causa perdida.
La cadena de sinsabores se completó con la lesión de Villa (veremos si llega al Camp Nou) y con el final de un partido que obligará a los de Emery a repetir su mejor versión en Alemania. Con la actitud de hoy, que tiemblen en Bremen.
http://www.marca.com/2010/03/11/futbol/europa_league/1268345358.html
El Valencia tiró de casta y épica ante el Werder Bremen para rescatar con diez hombres un valioso empate que aún le permite soñar con su continuidad en Europa. Un inexistente penalti de Banega, que acabó expulsado, sirvió para que Frings adelantara al conjunto alemán, pero Mata se encargó de establecer un justo empate que mantiene viva la eliminatoria.Y por lo visto hoy en Mestalla, el choque en el Weserstadion promete emociones muy fuertes. Lo asegura el estilo de dos equipos con un potencial ofensivo tremendo, dos conjuntos que atacan sin reservas y asumen riesgos con la acumulación de efectivos en los últimos metros. De ahí que estos primeros noventa minutos fueran una oda al fútbol atrevido, vertical y con un atractivo único.
El rápido extremo Marin fue un auténtico incordio para la zaga ché y obligó a César a mostrar su mejor repertorio en repetidas ocasiones.
En ése escenario el equipo de Thomas Schaaf se maneja como nadie, pero, esta vez, fue el Valencia el que mereció salir bien parado del intercambio de golpes. Apoyado en sus dos puñales, Mata y Pablo, la movilidad de Silva y la referencia del 'Guaje', los de Emery sitiaron la portería alemana durante gran parte del encuentro. Y eso que avisaron primero los alemanes en un remate fácil que Özil no finalizó con acierto.
El mediapunta, previsible amenaza teutona, no tuvo su día. Pero los recursos del Bremen son tantos que, si su figura no rinde a pleno nivel, apenas se nota. Aparecieron Hunt y sobre todo Marin. El rápido extremo fue un auténtico incordio para la zaga ché y obligó a César a mostrar su mejor repertorio en repetidas ocasiones.
El 'recital' de Atkinson
Eso sería tras ver a Martin Atkinson imponer el guión del partido. El colegiado inglés se fió de su asistente para señalar un penalti en el minuto 23 por un leve, casi ridículo, agarrón de Banega sobre Pizarro. Frings adelantó al Bremen y terminó de encender la traca valenciana.
La llama inició su recorrido con el error del trencilla y provocó su explosión en el segundo tiempo cuando, esta vez avisado por el cuarto árbitro, Atkinson decidió expulsar a Banega por un supuesto manotazo sobre Marin.
Mientras el conjunto ché se volcaba en busca de esa igualada, el Bremen no fue un convidado de piedra. De hecho, las situaciones de gol para los alemanes fueron, si cabe, más claras.
Esas dos circunstancias obligaron a los de Emery a recurrir a la épica, la solidaridad, el esfuerzo extra para arrinconar a su rival hasta lograr el empate. Al carrusel de ocasiones falladas por Banega, Silva, Villa...se enfrentó Mata, que aprovechó un rechace en otra oportunidad marrada de Silva para firmar el empate definitivo.
Mientras el conjunto ché se volcaba en busca de esa igualada, el Bremen no fue un convidado de piedra. De hecho, las situaciones de gol para los alemanes fueron, si cabe, más claras. Pero ahí es donde César arrimó el hombro a la causa perdida.
La cadena de sinsabores se completó con la lesión de Villa (veremos si llega al Camp Nou) y con el final de un partido que obligará a los de Emery a repetir su mejor versión en Alemania. Con la actitud de hoy, que tiemblen en Bremen.
http://www.marca.com/2010/03/11/futbol/europa_league/1268345358.html
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