Una lástima que a David Cameron le tiren tanto los colores del Aston Villa. De albergar la más mínima pasión por el Chelsea, tal vez el 'bye, bye' de Londres a esta vieja Europa de varias velocidades no se habría limitado a Manchester en lo futbolístico. Como los prebostes de un continente que se desangra por el bolsillo, el Valencia acudió a su particular cita cumbre con la noble intención de salvar el euro. Ese parné que necesita más que cualquier título. Pero a la hora de la verdad, el botín se escapó por la ventana. Y así regresamos de la City, sin la Champions que nos iba a sacar de pobres y caladitos hasta los huesos de euroescepticismo británico.
Hay que perder el miedo a la palabra maldita. No estar entre los dieciséis grandes del continente es un fracaso mayúsculo. Se mire por donde se mire. El Valencia era de calle el segundo mejor equipo de un grupo con escasa actividad sísmica, y fueron precisamente los débiles quienes lo sacaron de la élite a puntapiés. Tampoco ayuda la desesperada obcecación por vender como delicatessen balompédica el sucedáneo de la Europa League.
Afortunadamente tanto el club como el siempre inestable entorno han entendido que es aún demasiado pronto para romper la baraja. Nada impide imaginar al Valencia levantando el 9 de mayo en Bucarest el séptimo título continental de su historia. Las bocas se anegarían sólo de pensar en la futura final monegasca de la Supercopa y hasta el más mordaz de los críticos clamaría entonces por no tocar lo que, afirmaría convencido, tiene tintes de máquina perfecta.
Pero eso es fútbol ficción. Y aunque el futuro está por escribir y la prudencia hoy es garantía de buena letra mañana, lo de Stamford sí tiene una consecuencia ineludible. Tras el gran desengaño, el Valencia conduce ahora sin cinturón de seguridad. Ya no valen los tostones afortunados con final feliz. Y por supuesto mucho menos los tropiezos antes silenciados por el ruido de la Champions. El colchón que amortiguaba los golpes se quedó en Londres. Junto a 3,4 millones de euros.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2011-12-11/valen-excusas-20111211.html
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