El Valencia se ha complicado el futuro de una forma casi dramática. Lo que parecía una situación placentera al finalizar la primera vuelta, hace sólo mes y medio, se ha convertido en una alerta roja que preocupa a técnicos, aficionados y, sobre todo, a la directiva del club, que teme el coste económico y deportivo que puede suponer la no clasificación para la próxima edición de la Champions League.
A finales del mes de enero, los jugadores del Valencia vivían en la más absoluta tranquilidad. Finalizaba la primera vuelta y el equipo se encontraba cómodamente asentado en la tercera plaza, con 35 puntos, aventajando al Levante UD en cuatro puntos y al Málaga CF en diez. Además, sólo unas jornadas antes el equipo valencianista había conseguido derrotar a ambos equipos. Nada hacía sospechar lo que estaba por venir, aunque los augurios no eran demasiado buenos. Unai Emery se había propuesto llegar al cierre de la primera vuelta con 40 puntos, pero los tropiezos frente a Villarreal (2-2), Real Sociedad (0-1) y Osasuna (1-1) dejaron a los valencianistas con 35 puntos y con un principio de amargas sensaciones.
En la segunda vuelta, todo se vino abajo. La ventaja que ostentaba el Valencia sobre los malagueños ha desaparecido en menos de dos meses. En sólo diez partidos, los andaluces han recortado toda la diferencia respecto a los de Unai Emery y actualmente les igualan a puntos en la clasificación. La segunda vuelta del Valencia es dramática, ya que únicamente ha sumado 12 de los 30 puntos en juego y estaría a sólo 3 puntos del descenso, encabezado por el Real Betis, en una hipotética clasificación. Los andaluces, sin embargo, han puesto el turbo y han logrado sumar 22 de los 30 puntos, justo 10 puntos más que el Valencia.
El equipo de Unai Emery, además, ha visto cómo se le escapaban seis de los diez partidos de la segunda vuelta en remontadas en contra. Quizás lo más llamativo sea que, de estos diez partidos disputados, el Valencia logró ponerse por delante en nueve, es decir, en todos excepto en el partido contra el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón, que finalizó 0-0. Pese a ello, el Valencia sólo ha logrado vencer 3 de esos encuentros, empatando otros 3 y perdiendo 4. Indudablemente, el problema más grave del equipo es que no es capaz de cerrar los partidos cuando se pone por delante en el marcador.
Otro de los perseguidores que debe preocupar al Valencia, además de Málaga y Levante, es el Osasuna, que también está protagonizando una gran segunda vuelta y que suma ya 16 puntos y ya está a sólo cuatro del Valencia, igual que el Levante. Las sensaciones no son buenas y la dinámica en la que ha entrado el equipo no es nada esperanzadora. Los jugadores se bloquean en el momento en que reciben un gol, sin capacidad de reacción, sin ideas y, lo que es peor, sin ninguna actitud. Esto lo refleja el hecho que mencionabamos antes respecto a las remontadas en contra y otro dato, que el Valencia lleva, en esta segunda vuelta, el mismo número de goles a favor que en contra (16), cifras muy lejanas a las necesarias para un equipo que aspira a Champions.
El colchón ya no existe. Pero, ¿alguien se imagina que sucedería si en la décima jornada de Liga el Valencia llevara doce puntos y estuviera a tres del descenso?
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