El Valencia sufre para empatar ante el Racing en Mestalla con un juego pesado y falto de ritmo - Moyá es el mejor del partido y salva a su equipo de la derrota en la segunda parte - El canterano Joel cumple en su debut y juega los 90 minutos
En una de sus actuaciones más discretas de la temporada en Mestalla, el Valencia no pasó anoche del empate ante el Racing. Le faltaron las fuerzas, la chispa, y sin energía el equipo de Emery pierde más potencial que ninguno. Necesita imponer su alto voltaje para mostrar su superioridad. Con una marcha más, el Racing estuvo a punto de llevarse los tres puntos de Mestalla y no lo hizo por el acierto de Moyà, que encontró una buena ocasión para redimirse de sus actuaciones anteriores.
Con su tercer equipaje, un combinado rojo y azul al estilo del Génova, el Racing Club se plantó en Mestalla con mucha decisión. Bien ordenadas sus lineas, el conjunto cántabro tomó el mando del juego en los primeros minutos. Se notó rápidamente que su entrenador, Miguel Angel Portugal, oteó bien el panorama. Un zorro, el tío. A Canales, su mediopunta, le ordenó que buscara con insistencia la banda izquierda, donde Emery dio anoche la alternativa al jovencito Joel. En la primera internada, el futbolista del Racing se fue del canterano del Valencia. Luego lo intentó Oscar Serrano. Alertados por la situación, David Navarro y Maduro se arrimaron a la derecha para acudir al rescate del chaval. Primero Navarro le susurró algo al oido: "Tranquilo, que aquí estoy yo", debió decirle. Después, Maduro cazó a Serrano, al que dejó un rato tendido en el suelo. El griterío de la siempre sabia afición de Numerada Cubierta hizo el resto y Joel, más tranquilo, se animó para el resto del partido.
El Valencia tardó un buen rato en despertar. Encogido, sólo encontró soltura cuando Baraja tomó el balón y cuando Mata, de estilete más que de interior zurdo, intentó conducir algún contragolpe. El Pipo recuperaba su rol de arquitecto al lado de Maduro, al que Emery atendió a su reclamación: jugar en el centro del campo. El holandés no acompañó mucho en la contención. Dejó a Canales más suelto de lo debido ante Dealbert y Navarro. Al fin y al cabo, es un medio machacón.
De los pies de Baraja salió la primera ocasión del Valencia. El balón, Silva mediante, fue a parar a los pies de Villa, quien perdió en el mano a mano contra Coltirti. A la siguiente, El Guaje tampoco acertó. Muy listo, Pablo robó la pelota a la defensa y se la entregó a Villa, quien esta vez la estrelló en el poste. Fue una jugada muy eléctrica, muy del Valencia, que encendió los ánimos en la grada.
Superado el miedo escénico de Joel, faltaba ver la respuesta de Moyà, el gran examinado de la noche. Aburrido hasta entonces, el portero irrumpió en la última acción del primer tiempo, al salvar con el pie el desafío de Canales, que entraba solo como una bala.
Si en el primer tiempo hubo pocas pistas de Pablo y Silva, menos las hubo tras el descanso. Así que Emery los relevó por Joaquín y el Chori. Pero no hubo reacción. Sin el compás habitual, el Valencia fue ayer un equipo aburrido, previsible, al que el Racing desnudó durante muchos minutos. Tampoco le dio resultado a Emery el cambio de Fernandes por Maduro. El mejor de la noche fue, en contra de todas las previsiones, Moyà. El portero mallorquín fue decisivo y evitó el gol hasta en otres ocasiones. Baraja, para entonces, también estaba fundido.
Las carreras de Munitis y Tchité, los movimientos de Canales, sangrante con sus desmarques entre líneas, retorcieron al Valencia en la segunda parte. El sonado fichaje madridista malogró la mejor ocasión para su equipo en el último minuto, cuando el equipo de Emery ya había perdido a Navarro, de nuevo, para el siguiente partido de Liga por expulsión.
http://www.levante-emv.com/deportes/2010/03/09/deportes-fallan-fuerzas/685656.html
Con su tercer equipaje, un combinado rojo y azul al estilo del Génova, el Racing Club se plantó en Mestalla con mucha decisión. Bien ordenadas sus lineas, el conjunto cántabro tomó el mando del juego en los primeros minutos. Se notó rápidamente que su entrenador, Miguel Angel Portugal, oteó bien el panorama. Un zorro, el tío. A Canales, su mediopunta, le ordenó que buscara con insistencia la banda izquierda, donde Emery dio anoche la alternativa al jovencito Joel. En la primera internada, el futbolista del Racing se fue del canterano del Valencia. Luego lo intentó Oscar Serrano. Alertados por la situación, David Navarro y Maduro se arrimaron a la derecha para acudir al rescate del chaval. Primero Navarro le susurró algo al oido: "Tranquilo, que aquí estoy yo", debió decirle. Después, Maduro cazó a Serrano, al que dejó un rato tendido en el suelo. El griterío de la siempre sabia afición de Numerada Cubierta hizo el resto y Joel, más tranquilo, se animó para el resto del partido.
El Valencia tardó un buen rato en despertar. Encogido, sólo encontró soltura cuando Baraja tomó el balón y cuando Mata, de estilete más que de interior zurdo, intentó conducir algún contragolpe. El Pipo recuperaba su rol de arquitecto al lado de Maduro, al que Emery atendió a su reclamación: jugar en el centro del campo. El holandés no acompañó mucho en la contención. Dejó a Canales más suelto de lo debido ante Dealbert y Navarro. Al fin y al cabo, es un medio machacón.
De los pies de Baraja salió la primera ocasión del Valencia. El balón, Silva mediante, fue a parar a los pies de Villa, quien perdió en el mano a mano contra Coltirti. A la siguiente, El Guaje tampoco acertó. Muy listo, Pablo robó la pelota a la defensa y se la entregó a Villa, quien esta vez la estrelló en el poste. Fue una jugada muy eléctrica, muy del Valencia, que encendió los ánimos en la grada.
Superado el miedo escénico de Joel, faltaba ver la respuesta de Moyà, el gran examinado de la noche. Aburrido hasta entonces, el portero irrumpió en la última acción del primer tiempo, al salvar con el pie el desafío de Canales, que entraba solo como una bala.
Si en el primer tiempo hubo pocas pistas de Pablo y Silva, menos las hubo tras el descanso. Así que Emery los relevó por Joaquín y el Chori. Pero no hubo reacción. Sin el compás habitual, el Valencia fue ayer un equipo aburrido, previsible, al que el Racing desnudó durante muchos minutos. Tampoco le dio resultado a Emery el cambio de Fernandes por Maduro. El mejor de la noche fue, en contra de todas las previsiones, Moyà. El portero mallorquín fue decisivo y evitó el gol hasta en otres ocasiones. Baraja, para entonces, también estaba fundido.
Las carreras de Munitis y Tchité, los movimientos de Canales, sangrante con sus desmarques entre líneas, retorcieron al Valencia en la segunda parte. El sonado fichaje madridista malogró la mejor ocasión para su equipo en el último minuto, cuando el equipo de Emery ya había perdido a Navarro, de nuevo, para el siguiente partido de Liga por expulsión.
http://www.levante-emv.com/deportes/2010/03/09/deportes-fallan-fuerzas/685656.html
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