Los grandes altibajos que se producen en los resultados y en el juego del equipo no aclaran el futuro del técnico.
El entrenador del Valencia, Unai Emery, sigue sin disipar las dudas sobre su rendimiento y sobre su futuro como consecuencia de los grandes altibajos que se producen en los resultados y en el juego de un equipo sin las señas de identidad futbolística definidas.
Emery completa 109 partidos de Liga, a los que añade los correspondientes a la Copa del Rey y los torneos europeos, competiciones en las que con cierta frecuencia se le han resistido las eliminatorias importantes.
El ejemplo más claro de la realidad del Valencia actual es el de los últimos cuatro partidos de Liga, que se han convertido en una pequeña muestra de lo que ha sido el equipo en los tres años que lleva dirigido por Emery. En los tres partidos precedentes a la derrota ante el Real Madrid, el Valencia sumó nueve puntos, marcó doce goles, dio un paso de gigante hacia el objetivo de la tercera posición y encontró en Roberto Soldado a un goleador solvente. Sin embargo, esa imagen de equipo consistente se desvaneció por completo en sesenta minutos de despropósitos ante el Real Madrid, que marcó seis goles en Mestalla en seis contragolpes y dejó en evidencia sin más esfuerzo que el imprescindible la fragilidad del equipo valenciano.
Esta situación, plagada de precedentes, provoca que cualquier opinión sobre el futuro del técnico tenga vigencia semanal pues varía partido a partido. Un hipotético triunfo en Pamplona ante Osasuna le devolverá a los altares, de la misma forma que una posible derrota en casa un partido después, lo volverá a condenar.
Pocas cosas quedan claras en el entorno del actual Valencia. Los resultados y, sobre todo, la clasificación hacen pensar que el "proyecto Emery" es válido, aunque el fútbol y las dificultades para saber a qué juega el equipo se le vuelven en contra.
El Valencia es irregular en cuanto a su forma de jugar, en cuanto a la validez u ostracismo de sus futbolistas, pero tremendamente regular en cuanto a su relación con los demás equipos.
Rara vez da la sorpresa y supera a rivales de un potencial supuestamente mayor al suyo, pero que también pierde muy pocas veces ante aquellos a los que se mide como favorito.
Mientras a los equipos de la zona media y baja de la tabla el Valencia de Emery apenas les da opciones, a los de arriba pocas veces les planta cara. La reciente derrota en Zaragoza (4-0) y la goleada en Mestalla ante el Villarreal (5-0) son excepciones que confirman la norma.
Prueba de la inestabilidad del equipo son los marcadores ligueros del Valencia en las últimas semanas que combinan los resultados ante Zaragoza y Villarreal con un 2-4 en Getafe, un 0-3 en Almería y, en los partidos de casa, un 0-1 con el Sevilla o un 3-6 contra el Real Madrid, la mayoría de ellos poco frecuentes en el fútbol actual.
A estas alturas de la Liga, el más serio aspirante a la tercera posición en el campeonato es mejor como visitante que como local y es un equipo que funciona a rachas.
En las primeras seis jornadas del campeonato sumó quince puntos y en la seis siguientes se quedó con cinco y en los diez partidos más recientes de la Liga ha obtenido cuatro puntos ante su afición y doce como visitante.
Lo único que no ha variado en los últimos tiempos ha sido el discurso de Emery sobre su futuro. Ha insistido en que todavía no es momento y siempre se ha remitido a que hay que tener la mente puesta en el encuentro inmediato.
El presidente del club, Manuel Llorente, tampoco se ha pronunciado al respecto. Prefiere esperar. Quizá tenga la impresión de que con quince puntos en juego por delante, este Valencia es tan irregular que igual puede sumarlos todos como quedarse a cero. Ninguna de las dos opciones le sorprendería.
http://www.superdeporte.es/valencia/2011/04/24/emery-sigue-disipar-dudas-le-rodean/126124.html
El entrenador del Valencia, Unai Emery, sigue sin disipar las dudas sobre su rendimiento y sobre su futuro como consecuencia de los grandes altibajos que se producen en los resultados y en el juego de un equipo sin las señas de identidad futbolística definidas.
Emery completa 109 partidos de Liga, a los que añade los correspondientes a la Copa del Rey y los torneos europeos, competiciones en las que con cierta frecuencia se le han resistido las eliminatorias importantes.
El ejemplo más claro de la realidad del Valencia actual es el de los últimos cuatro partidos de Liga, que se han convertido en una pequeña muestra de lo que ha sido el equipo en los tres años que lleva dirigido por Emery. En los tres partidos precedentes a la derrota ante el Real Madrid, el Valencia sumó nueve puntos, marcó doce goles, dio un paso de gigante hacia el objetivo de la tercera posición y encontró en Roberto Soldado a un goleador solvente. Sin embargo, esa imagen de equipo consistente se desvaneció por completo en sesenta minutos de despropósitos ante el Real Madrid, que marcó seis goles en Mestalla en seis contragolpes y dejó en evidencia sin más esfuerzo que el imprescindible la fragilidad del equipo valenciano.
Esta situación, plagada de precedentes, provoca que cualquier opinión sobre el futuro del técnico tenga vigencia semanal pues varía partido a partido. Un hipotético triunfo en Pamplona ante Osasuna le devolverá a los altares, de la misma forma que una posible derrota en casa un partido después, lo volverá a condenar.
Pocas cosas quedan claras en el entorno del actual Valencia. Los resultados y, sobre todo, la clasificación hacen pensar que el "proyecto Emery" es válido, aunque el fútbol y las dificultades para saber a qué juega el equipo se le vuelven en contra.
El Valencia es irregular en cuanto a su forma de jugar, en cuanto a la validez u ostracismo de sus futbolistas, pero tremendamente regular en cuanto a su relación con los demás equipos.
Rara vez da la sorpresa y supera a rivales de un potencial supuestamente mayor al suyo, pero que también pierde muy pocas veces ante aquellos a los que se mide como favorito.
Mientras a los equipos de la zona media y baja de la tabla el Valencia de Emery apenas les da opciones, a los de arriba pocas veces les planta cara. La reciente derrota en Zaragoza (4-0) y la goleada en Mestalla ante el Villarreal (5-0) son excepciones que confirman la norma.
Prueba de la inestabilidad del equipo son los marcadores ligueros del Valencia en las últimas semanas que combinan los resultados ante Zaragoza y Villarreal con un 2-4 en Getafe, un 0-3 en Almería y, en los partidos de casa, un 0-1 con el Sevilla o un 3-6 contra el Real Madrid, la mayoría de ellos poco frecuentes en el fútbol actual.
A estas alturas de la Liga, el más serio aspirante a la tercera posición en el campeonato es mejor como visitante que como local y es un equipo que funciona a rachas.
En las primeras seis jornadas del campeonato sumó quince puntos y en la seis siguientes se quedó con cinco y en los diez partidos más recientes de la Liga ha obtenido cuatro puntos ante su afición y doce como visitante.
Lo único que no ha variado en los últimos tiempos ha sido el discurso de Emery sobre su futuro. Ha insistido en que todavía no es momento y siempre se ha remitido a que hay que tener la mente puesta en el encuentro inmediato.
El presidente del club, Manuel Llorente, tampoco se ha pronunciado al respecto. Prefiere esperar. Quizá tenga la impresión de que con quince puntos en juego por delante, este Valencia es tan irregular que igual puede sumarlos todos como quedarse a cero. Ninguna de las dos opciones le sorprendería.
http://www.superdeporte.es/valencia/2011/04/24/emery-sigue-disipar-dudas-le-rodean/126124.html
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