Cuando a Unai se le plantea que el Valencia, si de verdad quiere crecer, tiene que hacerlo desde atrás, al técnico se le acelera el pulso. No va con su estilo aunque siempre reconoce que lo idóneo es encontrar el equilibrio. A Emery le cuesta encajar las críticas que dicen que su equipo dio la temporada pasada demasiadas facilidades atrás, pese a que recurre de inmediato a la estadística para defenderse: «Fue el quinto equipo menos goleado de la Liga». Aún así, es consciente de que lo positivo, en líneas generales, superó a lo negativo, y la consecuencia de esto es precisamente su continuidad al frente del proyecto. Emery confía en sus ideas y en sus jugadores y Llorente confía en Emery. No hay nada que diga lo contrario.
Eso sí, la cara del presidente en el regreso del amargo amistoso de Viena era para tenerla en cuenta. Mientras el dirigente, que es de los que guarda en su disco duro apuntes interesantes como la última goleada del Real Madrid en Mestalla, trataba de encontrar la mejor forma de digerir el patinazo y el ridículo hecho contra el Rapid; entrenador y Braulio Vázquez, responsable deportivo del club, mantenían un pequeño cónclave junto con Carcedo y conversaban sobre lo ocurrido. Precisamente cuando más empeño se ha puesto en coser bien fuerte la defensa, la reciente goleada ha dejado al descubierto una aparente falta de coordinación y desubicación no sólo de los propios zagueros sino de parte del entramado.
En Austria, Emery sí trabajó, entre otras cosas, la presión y se esforzó en explicar a sus futbolistas la necesidad de actuar con cierta precisión para no provocar con un despiste el descalabro general. En Viena ocurrieron demasiadas noticias negativas, tanto futbolísticas como en la actitud de salirse del partido mentalmente, aunque lo positivo es que el grupo le ha visto las orejas al lobo.
Pendiente como está el Valencia de darle otra vuelta de tuerca más con el fichaje del central que le falta a Unai, el 4-1 ha vuelto a dejar abierta la herida en la que más empeño ha puesto el entrenador y la secretaría técnica. La presencia de Rami invita a pensar que se va a dar un salto de calidad a lo que podían aportar los Stankevicius y David Navarro; pero es cierto que el francés no se entendió todo lo bien que cabía esperar con Ricardo Costa en la primera ocasión que compartieron minutos sobre el césped. Tras el descanso, Dealbert y Pardo aún lo hicieron un poco peor, gracias sobre todo a la nula colaboración que ofrecieron tanto Miguel como Mathieu.
Si contra el PSV y Leicester se presumía del 'logro' de haber mantenido la portería a cero, contra un ordenado, entregado y eficaz rival como el Rapid todo se vino abajo. Se empezó por no presionar arriba, a no resistir en el centro del campo y a perder por completo los papeles atrás. Por si faltaba poco, Diego Alves se comió el segundo gol en el primer gazapo serio del brasileño en su incierto duelo con Guaita.
A Emery le quedó, al menos, el buen sabor que dejó Parejo en esa posición para la que lo quiere el Valencia, la de ser uno más en la pareja de pivote. Parejo se ofreció siempre y quiso asumir el rol de director de orquesta, pese a que la amplia mayoría desafinó.
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