Espiando al rival: Bursaspor

Bursa es una inmensa ciudad fabril que se desparrama desde las faldas de 'La Gran Montaña' (Uludag, 2.543 metros) hasta casi la orilla meridional del Mar de Mármara. En esta ciudad, con sus tres millones de habitantes, una de las mayores de Turquía, se encuentran fábricas de empresas españolas con intereses en el país euroasiático y recibirá mañana a las 20.45 horas al Valencia. También se produce aquí buena parte del nuevo Clio 4 de Renault en la que es su segunda mayor planta producción europea: un complejo fuertemente protegido, propiedad de la firma francesa en asociación con OYAK, la fundación empresarial de los militares turcos.

Pero los habitantes de Bursa están más orgullosos de otra cuestión. Aquí, en Bursa, se establecieron los cimientos y la primera capital del Imperio Otomano, cuando la plaza fue conquistada a los bizantinos en 1326 por Orhan, hijo del rey guerrero turco Osman I (en turco, Otomano se dice Osmanli, es decir, descendiente de Osman). Y aunque la capitalidad otomana fue trasladada posteriormente a Edirne y, luego, a Estambul, aún se aprecia en las bellas mezquitas de Bursa su esplendoroso pasado.

En el siglo XVI, con la conquista de Grecia y Bulgaria, el naciente Imperio era básicamente balcánico y eso se puede apreciar en los rasgos de la gente de Bursa. Abundan los cabellos rubios y los ojos azules, que para los supersticiosos anatolios son signo de quien es capaz de echar el mal de ojo, del que todos los hogares turcos se protegen con un curioso amuleto de círculos blancos y azules, el 'nazar boncuk'. La historia ha dotado a los hijos de Bursa de un carácter orgulloso y fuertemente nacionalista, que se refleja en su equipo de fútbol, el Bursaspor.

En la temporada 2009-2010, de la mano de Ertugrul Saglam, el Bursaspor fue capaz de obrar el milagro al imponerse en la Liga a las grandes escuadras de Estambul: el Fenerbahçe de Dani Güiza, el Galatasaray de Frank Rijkaard y el Besiktas de Bern Schuster. Los 'cocodrilos verdes', como son apodados los jugadores del Bursaspor por su uniforme verdiblanco, recibe el apoyo incondicional de su peña Teksas.

Los Teksas, acusados por algunos en Turquía de un ultranacionalismo rayano en el racismo, que han tenido problemas en partidos contra equipos kurdos y contra la selección de Armenia, literalmente no callan durante un segundo durante el partido, lo que convierte el viejo Atatürk Stadyum de Bursa en una olla a presión.

El líder de los Teksas, Selim Kurtulan, ha asegurado a la prensa turca que no callarán durante los 90 minutos de juego contra el Valencia y que han compuesto nuevas canciones "sin palabrotas" para caldear el ambiente. "Todo el mundo quedará admirado de la afición del Bursaspor", dijo el líder de la peña.