El Valencia-Schalke de mañana será más que un cruce de ida de los octavos de final de la Champions. Este mediodía llega con el equipo de la cuenca del Ruhr un enemigo eterno para el valencianismo, Raúl González Blanco. Durante 16 años defendió los colores del Real Madrid y desde la marcha de Fernando Hierro se enfundó el brazalete de la primera constelación galáctica creada por Florentino Pérez, aquella que peleaba con el VCF de Rafa Benítez de forma encarnizada por la Liga; eso sí, con la inestimable mano de los colegiados.
Al delicioso ingrediente de la Liga de Campeones se unirá el morbo de dejar en el camino al hombre que fue y sigue siendo el símbolo del rival
por antonomasia. Al Valencia y su afición les estimula el hecho de colarse en los cuartos ganando la partida a un santo y seña del madridismo mediático, el que se encarga de recordar casi a diario sus nuevas aventuras por tierras teutonas. Es más, la eliminación del Schalke 04 sin que el ´7´ perfore la portería de Guaita significaría que el protegido de la ´caverna mediática´ se quede a los 33 años con las ganas de erigirse en máximo goleador de la historia de las competiciones europeas. Actualmente Raúl comparte tal honor con el mítico delantero alemán Gerd Müller, ambos con 69 dianas.
Por más de una década la afición blanquinegra —y las del resto de equipos— han tenido que escuchar la cantinela de «Raúl, el ´7´ de España» por parte de la prensa de Madrid; con especial pesadez entre 2006 y 2008, cuando David Villa hizo sobre el campo más méritos y más goles que el madridista. Sin embargo, por entonces, los valencianistas conocían lo que era sufrir bien el rodillo mediático bien las decisiones arbitrales en favor del Real Madrid y su jugador estrella y más representativo. Más de un penalti inexistente, caídas sin contacto rival, goles en fuera de juego o provocativas celebraciones, llevándose los pulgares a la espalda y autoproclamándose el portador del ´7´ en la Selección.
En 1996 Raúl ya formaba en la delantera blanca al lado de Suker y Mijatovic, abucheado en Mestalla tras marcharse al Madrid por la fuerza de la cláusula de rescisión. A partir de entonces, año en que hizo su primer gol al VCF, ha anotado 12 a los blanquinegros en 27 partidos de Liga, cinco de ellos en Mestalla, y cuatro valieron para que los blancos se llevasen los tres puntos. Mestalla guarda un infausto recuerdo del ahora punta del Schalke, ya que en sus seis últimas visitas ligueras sólo perdió en una. En Copa del Rey marcó otros tres tantos a los blanquinegros. En total, añadiendo el 3-0 de la final de Saint-Denis, 16 goles al Valencia como jugador del Madrid.
Raúl González ya no vendrá con la camiseta blanca y todo lo que eso conlleva, pero aún así seguirá siendo un peligro. Al delantero formado en la cantera del Atlético no le está yendo nada mal en Alemania, a pesar de que los comienzos fueron complicados. En ocho meses no dispuso de minutos en el club del Bernabéu y, por ello, acusó la inactividad en los dos primeros meses. Su compañero Klaas-Jan Huntelaar se atrevió, incluso, a criticarle y a pedirle que subiera más al ataque.
Pero, poco a poco, Raúl se ha convertido en uno de los pilares del cuadro que entrena de Felix Magath. En diciembre fue elegido por los seguidores de Gelsenkirchen como el mejor jugador del equipo minero. En 31 partidos con el Schalke ha hecho 12 goles, dos hat-tricks y ha dado cinco asistencias, la última el sábado a Farfán.
«Volver a jugar a España siempre es un placer y un aliciente. Y contra un rival fuerte como el Valencia, en un estadio con gran ambiente, es un estímulo extra. No será fácil, pero Mestalla es un estadio del que guardo un gran cariño. Allí jugué muchos partidos, también con la selección, y es un escenario extraordinario para jugar un partido de Liga de Campeones», dijo el ex madridista.
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