El Chori sigue con la pólvora mojada

Alejandro 'Chori' Domínguez, delantero argentino del Valencia que se quedó sin marcar en el empate de su equipo ante el Sporting (0-0) y abandonó el terreno de juego enfadado tras ser sustituido por Unai Emery, sigue sin estrenarse como goleador en Liga y suma ya 861 minutos de sequía.

El futbolista argentino, que llegó al club de Mestalla procedente del Rubin Kazan ruso en diciembre de 2009, ha disputado desde su fichaje veintidós partidos de Liga, trece la temporada pasada y nueve en la actual, y en ninguno ha podido celebrar un gol.

De hecho, en este tiempo tan sólo ha conseguido un tanto en competición oficial y lo hizo en la Liga de Campeones en la goleada del equipo ante el Bursaspor en Mestalla por 6-1.

No parece tener explicación esta sequía en un jugador que aterrizó en Mestalla con buenos números goleadores en sus anteriores equipos, ya que con el Rubin Kazan anotó 43 goles en 110 partidos y en el Zenit consiguió diez en 64 choques.

La falta de continuidad que ha tenido en el Valencia por diversos motivos, físicos y técnicos, podría haber influido en un falta de productividad goleadora, ya que de sus 22 partidos tan sólo ha sido titular en siete y de estos sólo uno lo ha jugado de manera completa.

A esta negación de cara a puerta hay que añadirle algún que otro problema extradeportivo después de que fuera apartado del equipo en abril de 2010 por negarse a entrenar tras un partido frente al Deportivo de La Coruña y a punto estuvo de ser cedido al Juventus de Turín en el recientemente cerrado mercado invernal.

Se fue disgustado

Precisamente, el pasado sábado el jugador volvió a mostrar su enfado tras un cambio, el primero que introdujo Emery en el partido ante el Sporting, y posteriormente no participó en la sesión regenerativa habitual tras los encuentros.

Además, hace poco más de un mes Domínguez se negó a entrar a sustituir a un compañero a falta de tres minutos para la conclusión del partido que enfrentó a su equipo con el Levante, aunque a la conclusión del choque justificó su actitud por el riesgo que corría de recaer tras haber salido de una lesión.