Han pasado diecinueve días desde que el Valencia sacó el látigo y castigó con dureza las indisciplinas de Miguel Brito. «Por un tiempo indefinido el futbolista trabajará al margen del grupo y no participará en la competición», anunció el club el día 25 de febrero a través de un comunicado oficial.Desde entonces, el jugador ha trabajado apartado del equipo y ha guardado silencio. Ahora, visto su comportamiento y arrepentimiento, el club se plantea indultarlo. En parte. Eso sí, el expediente disciplinario sigue abierto y el futbolista deberá hacer frente a una sanción económica que se prevé ejemplar. Los dos últimos jugadores que han pasado por caja han sido Banega y Mathieu y, cada uno de ellos, debió pagar 6.000 euros.
En los próximos días, Emery, Braulio y Llorente abordarán el tema. Y es que el jugador, que en este momento no aporta deportivamente nada al club, sigue percibiendo religiosamente sus emolumentos. Su único compromiso, desde que el Valencia oficializó su castigo por acudir una hora y media tarde al entrenamiento — tenía la obligación de estar a las 10 en la Ciudad Deportiva y llegó a las 11:25 horas tras salir la noche anterior junto a otros compañeros hasta altas horas de la madrugada—, es ir a trabajar a las órdenes de un preparador físico.
Julen Masach prepara semanalmente la planificación de Miguel y se la traslada a su compañero Juan Torrijos que es quién supervisa el entrenamiento del portugués —las cargas son similares a las que realiza el grupo pero distribuídas de forma diferente, así suele consistir en trabajo de gimnasio, carrera continua para mantener el tono físico y trabajo técnico con balón—. Si el equipo entrena por la mañana, el jugador trabaja por la tarde, y a la inversa. Si el equipo juega fuera, él tiene el día libre y, si juega en Mestalla, tiene la obligación de acudir al estadio. El lateral sí comparte con sus compañeros los días de descanso. Así, el domingo y el lunes disfrutó del día libre y hoy está citado por la mañana en la Ciudad Deportiva. El grupo, por la tarde.
El viernes, el representante del portugués, Paulo Barbosa, viajó a Valencia para reunirse con el club y tratar de enmendar la situación. Barbosa, entre otras cosas, ya sabe que el club quiere dar, en mayo, salida al jugador que termina contrato en junio de 2012. El club inicialmente se planteó rescindir el contrato al jugador —pero la legislación laboral no le ampara— así como pagarle el contrato hasta final de temporada y dejarlo marchar libre. Y así finiquitar una relación viciada desde un inicio —en el Benfica, Miguel ya había tenido algún que otro problema extradeportivo—. Sin embargo, los hechos revelan que Brito, estando en nómina, sí es necesario. ¿La decisión perjudicó deportivamente al Valencia contra el Athletico de Bilbao, Barcelona, Mallorca, Schalke 04 y el Zaragoza? Lo único cierto es que Bruno no tiene recambio, aunque Emery intente reconvertir con mayor o menor éxitos a otros defensas.
La agitada vida de Miguel
El problema de Miguel Brito, al que todavía le queda una temporada en el Valencia, es que es reincidente. La del día 25 no fue la primera vez que Miguel llegó tarde. El año pasado, el portugués llegó tarde a la fotografía oficial del equipo lo que irritó mucho a Manuel Llorente. La vida extradeportiva de Miguel es agitada. Un ejemplo es que el jugador se expone a cinco años de cárcel por su implicación en un tiroteo a las puertas de una discoteca en las navidades de 2009. El luso, además, tiene problemas con el fisco en su país.
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