Las dolorosas derrotas contra el Schalke y Zaragoza eliminan el crédito y reabren el debate de la continuidad de Emery - El equipo está obligado a quedar tercero para vivir un verano tranquilo
Tres días han cambiado por completo la realidad del Valencia. Dos derrotas seguidas, con siete goles encajados, momentos de pésimo juego, y una eliminación europea incluida, han eliminado el crédito colectivo alcanzado hasta el momento, con una holgada tercera plaza y un ritmo de puntos parecido al de la consecución de las dos ligas de 2002 y 2004. A pesar de los notables números, la desafección de este Valencia viene a partir de su irregularidad, originada por la ausencia de una identidad de juego definida, con cinco sistemas tácticos distintos y continuos cambios en las alineaciones, y la falta de constancia, actitud y fortaleza mental de los futbolistas en muchas fases de los encuentros. La inseguridad defensiva ha sido una constante a lo largo de la temporada. Esa fragilidad ha impedido sentenciar encuentros, cuando no le ha obligado a remontar marcadores desfavorables.
Los dos últimos descalabros han devuelto a la actualidad debates que habían quedado aparcados. La renovación de Unai Emery, que acaba contrato el 30 de junio, es uno de ellos. Los resultados de los últimos tres meses, con una racha de once partidos invicto, habían revalorizado la figura del técnico guipuzcoano, cuyo trabajo no ha reforzado su carisma en la grada. Su continuidad está más en el aire que nunca. Emery no ha logrado arrancar del presidente Manuel Llorente una declaración pública firme que garantice la voluntad del club de negociar la continuidad. El propio Emery, en las últimas ruedas de prensa, ya ha aventurado la posibilidad de continuar en otro club si el Valencia prescinde de sus servicios.
Al Valencia no se le presenta otra alternativa, para evitar una crisis institucional de mayor calado, que amarrar, en los diez partidos que restan, la tercera plaza del campeonato, que asegura la entrada directa en la Liga de Campeones, el objetivo prioritario de la entidad para garantizar la seguridad financiera a corto plazo del club. En ese objetivo se adivina una dura pugna con un proyecto ya consolidado como el del Villarreal. Esta temporada han quedado atrás rivales clásicos como el Sevilla y el Atlético de Madrid. Otras revelaciones, como el Espanyol o el Athletic Club, han perdido fuelle según ha avanzado el calendario. El conjunto de Juan Carlos Garrido es ahora cuarto, a tres puntos de distancia de la entidad de Mestalla. Todo se decidirá en los últimos diez partidos. El tramo en los que, según la cita célebre de Luis Aragonés, «se baja, se sube y se ganan ligas» según la forma en la que llega cada equipo a la recta final.
El Valencia depende de sí mismo, pero su margen para el error ya es mínimo. La prioridad del equipo blanquinegro, más allá de frenar el desánimo instalado en la última semana en todo su entorno, es resolver la papeleta en Mestalla, donde tiene que hacerse fuerte. Los tres próximos visitantes son de fuste: el imprevisible Sevilla FC, el mismo Villarreal —en un partido que puede marcar distancias casi definitivamente y decantar el «gol average», igualado a uno de momento— y un Real Madrid que por esas fechas, 24 de abril, puede estar quemando los últimos cartuchos en la persecución al FC Barcelona por el liderato. El equipo de José Mourinho vendrá a Mestalla, precisamente, después de disputar un doble enfrentamiento, en Copa y Liga, con el conjunto de Pep Guardiola. El Valencia acabará el año contra Osasuna, Real Sociedad, Espanyol, Levante UD y Deportivo, los rivales —salvo en el caso del equipo navarro— con los que inició su mejor racha hasta el momento.
Calendario aliado
Si el calendario es exigente para el Valencia, más lo resulta para el Villarreal. El «submarino amarillo» debe jugar contra Barcelona y Real Madrid —en el Madrigal— y visitar al Sevilla, que ya lo eliminara de la Copa del Rey. Además del mencionado partido en Mestalla, afrontará una doble visita a domicilio contra Mallorca y Almería. El Villarreal debe compaginar el campeonato liguero con la Liga Europa, en la que lo tiene todo a su favor para pasar a cuartos de final tras vencer al Bayer Leverkusen por 2-3 en el partido de ida en Alemania. Por último, de repetirse los resultados cosechados por ambos equipos en el mismo tramo de la primera vuelta, el Villarreal cosecharía 19 puntos, por 20 de 30 posibles por parte del Valencia. De no conseguir su propósito, al Valencia le espera un verano convulso, con una previa de Liga de Campeones de por medio y la continuidad de Emery estaría virtualmente descartada. En la recámara el club ya maneja nombres como el de Luis García, el favorito de Llorente, así como los de Pellegrino y Pochettino. El futuro de Emery, no obstante, tendría que quedar definido antes del desenlace liguero.
http://www.levante-emv.com/deportes/2011/03/14/les-quedan-diez-finales/790179.html
Tres días han cambiado por completo la realidad del Valencia. Dos derrotas seguidas, con siete goles encajados, momentos de pésimo juego, y una eliminación europea incluida, han eliminado el crédito colectivo alcanzado hasta el momento, con una holgada tercera plaza y un ritmo de puntos parecido al de la consecución de las dos ligas de 2002 y 2004. A pesar de los notables números, la desafección de este Valencia viene a partir de su irregularidad, originada por la ausencia de una identidad de juego definida, con cinco sistemas tácticos distintos y continuos cambios en las alineaciones, y la falta de constancia, actitud y fortaleza mental de los futbolistas en muchas fases de los encuentros. La inseguridad defensiva ha sido una constante a lo largo de la temporada. Esa fragilidad ha impedido sentenciar encuentros, cuando no le ha obligado a remontar marcadores desfavorables.
Los dos últimos descalabros han devuelto a la actualidad debates que habían quedado aparcados. La renovación de Unai Emery, que acaba contrato el 30 de junio, es uno de ellos. Los resultados de los últimos tres meses, con una racha de once partidos invicto, habían revalorizado la figura del técnico guipuzcoano, cuyo trabajo no ha reforzado su carisma en la grada. Su continuidad está más en el aire que nunca. Emery no ha logrado arrancar del presidente Manuel Llorente una declaración pública firme que garantice la voluntad del club de negociar la continuidad. El propio Emery, en las últimas ruedas de prensa, ya ha aventurado la posibilidad de continuar en otro club si el Valencia prescinde de sus servicios.
Al Valencia no se le presenta otra alternativa, para evitar una crisis institucional de mayor calado, que amarrar, en los diez partidos que restan, la tercera plaza del campeonato, que asegura la entrada directa en la Liga de Campeones, el objetivo prioritario de la entidad para garantizar la seguridad financiera a corto plazo del club. En ese objetivo se adivina una dura pugna con un proyecto ya consolidado como el del Villarreal. Esta temporada han quedado atrás rivales clásicos como el Sevilla y el Atlético de Madrid. Otras revelaciones, como el Espanyol o el Athletic Club, han perdido fuelle según ha avanzado el calendario. El conjunto de Juan Carlos Garrido es ahora cuarto, a tres puntos de distancia de la entidad de Mestalla. Todo se decidirá en los últimos diez partidos. El tramo en los que, según la cita célebre de Luis Aragonés, «se baja, se sube y se ganan ligas» según la forma en la que llega cada equipo a la recta final.
El Valencia depende de sí mismo, pero su margen para el error ya es mínimo. La prioridad del equipo blanquinegro, más allá de frenar el desánimo instalado en la última semana en todo su entorno, es resolver la papeleta en Mestalla, donde tiene que hacerse fuerte. Los tres próximos visitantes son de fuste: el imprevisible Sevilla FC, el mismo Villarreal —en un partido que puede marcar distancias casi definitivamente y decantar el «gol average», igualado a uno de momento— y un Real Madrid que por esas fechas, 24 de abril, puede estar quemando los últimos cartuchos en la persecución al FC Barcelona por el liderato. El equipo de José Mourinho vendrá a Mestalla, precisamente, después de disputar un doble enfrentamiento, en Copa y Liga, con el conjunto de Pep Guardiola. El Valencia acabará el año contra Osasuna, Real Sociedad, Espanyol, Levante UD y Deportivo, los rivales —salvo en el caso del equipo navarro— con los que inició su mejor racha hasta el momento.
Calendario aliado
Si el calendario es exigente para el Valencia, más lo resulta para el Villarreal. El «submarino amarillo» debe jugar contra Barcelona y Real Madrid —en el Madrigal— y visitar al Sevilla, que ya lo eliminara de la Copa del Rey. Además del mencionado partido en Mestalla, afrontará una doble visita a domicilio contra Mallorca y Almería. El Villarreal debe compaginar el campeonato liguero con la Liga Europa, en la que lo tiene todo a su favor para pasar a cuartos de final tras vencer al Bayer Leverkusen por 2-3 en el partido de ida en Alemania. Por último, de repetirse los resultados cosechados por ambos equipos en el mismo tramo de la primera vuelta, el Villarreal cosecharía 19 puntos, por 20 de 30 posibles por parte del Valencia. De no conseguir su propósito, al Valencia le espera un verano convulso, con una previa de Liga de Campeones de por medio y la continuidad de Emery estaría virtualmente descartada. En la recámara el club ya maneja nombres como el de Luis García, el favorito de Llorente, así como los de Pellegrino y Pochettino. El futuro de Emery, no obstante, tendría que quedar definido antes del desenlace liguero.
http://www.levante-emv.com/deportes/2011/03/14/les-quedan-diez-finales/790179.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario