Feliz y tranquilo. Marius Stankevicius firmó por el Valencia el pasado 1 de septiembre y, a pesar de no haber podido debutar todavía con el equipo, está muy contento con sus primeras semanas en el club, según explica en su primera entrevista para Superdeporte. Habla de sus inicios en el fútbol, de cómo se vive en comparación con el baloncesto en su país y de su familia; tanto del papel importante de su madre en su vida deportiva, como de la pasión de su hijo de ocho años por el fútbol. Entiende que no es fácil entrar en el equipo y trabaja día a día en busca de su primera oportunidad. Tras enfrentarse con Lituania a España el pasado sábado, el defensa estará hoy a las órdenes de Emery para preparar el partido ante el Barça.
¿Qué tal se encuentra en Valencia?
—Estoy muy bien, soy feliz desde que llegué y sólo me falta jugar. Llevo poco tiempo, pero cuando uno trabaja quiere jugar siempre. Tenemos muchos jugadores y como soy nuevo, debo preparar muchas cosas sobre los sistemas que es lo que quiere el entrenador. Poco a poco lo aprendo todo. Además, el equipo juega bien y no es fácil entrar, aunque para mí es difícil no jugar, pero también es una decisión difícil del entrenador cambiar a jugadores. Ahora no es fácil meter a uno por otro, lo entiendo, pero si trabajo bien seguro que jugaré. Soy uno más y lo más importante es el trabajo del equipo. Si ganamos es lo más importante.
—Ha comenzado muy bien el equipo, con cinco victorias en seis partidos, ¿se lo esperaba?
—No, pienso que estamos bien, y lo importante es que el equipo esté bien como grupo, ocurre como en la selección de Lituania. Todo el mundo parece una familia, y pienso que si estamos bien juntos somos como una familia, y después todos los jugadores tienen hambre por jugar y ganar. Con la experiencia que tenemos, con hambre y juntos como una familia, seguro que ganamos los partidos sin dejar la lado la labor del entrenador, con sus decisiones en los cambios tácticos. Pienso que al final el resultado es el trabajo de todos; compañeros, entrenador, sin dejar al lado a los doctores y compañía. Cuando no va uno siempre se ve en el campo, pero cuando vamos juntos, del primero al último, desde el Presidente al último integrante del club, siempre vas a mejorar.
—Ha dado ya el primer paso entrando en la última convocatoria.
—Poco a poco, aunque tengo una experiencia con la que puedo ayudar al equipo a ganar los partidos. No es fácil, pero trabajo para esto y soy feliz en el Valencia.
—¿Ha hablado con Unai
—Claro, él me dijo que estuviera tranquilo, él entiende todas las situaciones. Somos muchos jugadores, pero también hay muchos partidos para jugar, debo ir poco a poco tomando nota de los aspectos tácticos. Poco a poco ayudaré al equipo.
—¿Qué es lo que más le gusta del Valencia?
—A mí me gusta mucho la solidaridad, para mí, en la vida lo más importante es el respeto y cuando todos los compañeros estás tranquilo, feliz y se trabaja muy bien. Eso lo tiene el Valencia.
—No ha habido mejor inicio posible en la Liga BBVA.
—Mira, el Valencia tiene un equipo excepcional, siempre ha tenido grandes jugadores y la tradición de estar arriba, pero todos los años son muy diferentes. ¿Quién pensaba que Barcelona o Real Madrid no iban a estar ahora primeros? Aunque estemos en los primeros pasos, para nosotros es importante ser líderes y nadie lo esperaba. Todos piensan que hace un año teníamos jugadores como Villa, Silva… no hemos cambiado mucho, pero aquí tenemos buenos futbolistas con hambre importante y es fundamental. Y también un grupo excepcional, esa es la verdad. Con esto no me ha impresionado que hayamos conseguido estos resultados, porque lo veo cada día en los entrenamientos, veo cómo preparamos los partidos y es normal. Ahora vamos a Barcelona y veremos cómo estamos, pero con todo el respeto a todos, a pesar de las victorias que hemos conseguido tenemos los pies en la tierra y no estamos volando. Estamos tranquilos, pero somos personas y no nos hemos pensado los mejores, eso es lo importante.
—¿Con qué compañeroFf tiene más relación?
—¿En el Valencia?
—Sí.
—Con todos. Soy nuevo y me han recibido muy bien, me encuentro cómodo y no es fácil cuando uno llega. Hablo con todos y me parecen todos igual.
—Se considera una persona muy familiar, ¿ya les tiene en Valencia?
—Sí. En Sevilla estuve cinco meses sin mi familia y no fue fácil, después está el tema del idioma. Yo hablo un poco de español, pero ellos nada, y eso no es fácil. Ahora los dos niños van a ir al colegio, hablarán español e inglés, y poco a poco aprenderán. Pero para mi mujer es más difícil, tiene que hacer una rutina llevándoles al colegio sin hablar nada.
—¿Va a dar clases de castellano?
—No, porque como el italiano es muy parecido, y todos mis compañeros me ayudan. Cuando digo una palabra mal me corrigen, en Sevilla ya me insistían los técnicos en que no hablara italiano y sí en español.
—¿Por qué habla tantos idiomas?
—Hablo lituano, ruso, inglés, italiano y ahora español.
—¿Lo considera importante?
—Sí, es importante, pero los hablo porque he tenido una experiencia importante en mi vida. En el colegio era obligatorio lituano y ruso, después en Italia, preparé italiano e inglés, y ahora voy por el quinto idioma. Me alegro mucho por mis hijos, que a su edad, el mayor tiene ocho años, ya hablan lituano e italiano, y ahora van a preparar el castellano y el inglés porque en el colegio se habla con cada lengua el cincuenta por ciento de las clases. Me siento feliz, no es fácil que con diez años un niño pueda hablar cuatro idiomas.
—¿Por qué le gustó el fútbol?
—Me gustaba mucho jugarlo, aunque también jugaba al baloncesto y otros deportes. A los seis o siete años, un amigo mío me dijo de ir a jugar al fútbol y como me gustaba le dije que sí, pero no pensaba en tener un futuro como futbolista. Aquí, los niños desde pequeños ya están viendo partidos de fútbol, pero en Lituania tienes eso. No veía partidos, sólo me gustaba jugar. Nunca pensé en que el fútbol fuera mi profesión. Con 14 años más o menos, cuando jugaba en el Ekranas, el mejor club de Lituania, me llamaron para entrenar con el primer equipo profesional. Y con el tiempo empecé a pensar que podía jugar, pero también es cierto que mi madre fue muy importante para tener esta experiencia como deportista. Cuando tenía 12 ó 13 años más o menos, pensaba en cambiar todo en mi vida. Hubo un momento muy difícil para mí, cuando eres joven y cualquier cosa no te va bien y te molesta mentalmente, piensas en cambiar. Tuve una experiencia en la que pensé en cambiar, pero mi madre me dijo que esperara un poquito, hasta que acabara el colegio y que decidiera después si no iba a jugar más. No era feliz.
—¿Por qué?
—Por muchas cosas, también por el grupo de amigos que tenía cuando era pequeño. Me fastidiaban y me molestaban, no estaba a gusto con ellos, me sentía mal y por eso quise cambiar a otro deporte u otro equipo. Mi madre me dijo que esperara, y cuando a los quince años empecé a estar con el primer equipo del Ekranas, esa gente me miraba diferente. No pasa nada, fue un período difícil en mi vida pero lo tomé como una experiencia. Realmente pensé en cambiarlo todo, aunque fuera otro deporte. Después todo me fue bien, con 17 años jugué mi primer partido en el campeonato lituano y a los 19 años debuté con la selección absoluta jugué un amistoso. Un año después me enfrenté a Italia, una selección importante, y era mi primer partido oficial. Jugué como defensa ante futbolistas como Del Piero, Vieri, Inzaghi… era una cosa importante y conseguimos empatar a cero, como defensa era importante que no nos marcaran. Me hizo fuerte esa experiencia.
—¿Tiene hermanos?
—No.
—¿Sus padres practicaban algún deporte?
—No, mi madre cuando era joven jugaba a voleyball como aficionada, no era profesional. Hasta que acabé el colegio. Mi padre tenía otro trabajo, pero nunca fue deportista.
—¿Era un buen estudiante?
—Te explico, los primeros cursos bien, pero después, cuando ya estaba jugando a fútbol era más complicado, aunque acabé todo el colegio. En Lituania es obligatorio hasta los 9 años, pero yo completé hasta los 12, era importante para mí. Los últimos años ya jugaba con el primer equipo, había doble sesión de entrenamientos, y era difícil compatibilizar el colegio y el fútbol. Recuerdo que el presidente del colegio ´Juozo Miltinio´, Raisys, lo entendía todo, pero muchos profesores no. Decían que por ser deportista no podía cambiar nada, pero pienso que ahora piensan diferente y han cambiado de opinión ahora que soy profesional. Cuando vi al presidente del colegio hace dos años estaba muy contento, me dijo que se sentía muy feliz por que fui a saludarle. En Lituania, el 1 de septiembre se hace una fiesta en el colegio, como una inauguración del curso, van todos los niños y ese día tuve libre con la selección, llamé a mi madre y quise ir a saludar al presidente del colegio. Ese día fue fenomenal para mí, quise saludarles, porque no tuve un pasado fácil pero logré acabar el colegio.
—¿Practica otros deportes?
—Me gustaba el baloncesto como deporte, pero no tenía mucha afición. En Lituania veía mucho más, y ahora en Italia y España pienso que a muchos compañeros les gusta más que mí el baloncesto. A mí es que no me gusta ni ver el fútbol por la televisión, pero me encanta jugar. Es lo que siento. Miro algunos partidos, pero ahora más porque mi hijo es más grande y él es increíble. Lo sabe todo del fútbol. En Italia era impresionante. Pongo un ejemplo; él me preguntaba, ¿te acuerdas de aquel Sampdoria-Roma de hace seis meses? Y me decía, se ganó 2-0 con goles de éste y el otro.
—¿Ya juega a fútbol?
—Ahora quiere jugar, le he dicho que esperara mi concentración con la selección. Él va a decidir su futuro, me da igual si es deportista o se dedica a otra profesión, pero el día que llegué al aeropuerto de Valencia de Italia lo primero que me dijo fue: ¿Y yo dónde voy a jugar? ¿Yo dónde entreno? Es impresionante, pienso que en Italia y España la gente mira mucho el fútbol y los niños se aficionan. Los niños en el colegio hablan mucho de fútbol, con los álbumes de cromos. Ya me ha pedido el álbum de la liga española. Es un apasionado del fútbol y pienso que cuando yo era joven no tenía su voluntad de jugar, no era un chico como él. Me hace feliz, yo veo fútbol pero él mucho más.
—¿Siempre ha sido defensa?
—No, de pequeño jugaba en todas las posiciones. Pero después jugué como pivote en la media, en Brescia.
—¿Qué nivel tiene el fútbol en su país?
—Es una pregunta muy difícil para mí. No tenemos un nivel alto, poco a poco se dice, pero el problema es que los jóvenes que destacan un poco se van a otro país. Y nos falta calidad. El problema también es la falta de dinero, no pueden invertir en jugadores ni en estadios. Mira el caso de Rusia, allí van muchos jugadores del exterior y le dan calidad a la liga, ahora están jugando la Champions… en Ucrania también. Lituania es un país pequeño, somos tres millones, y el primer deporte es el baloncesto. Todas las inversiones van para el basket, no tenemos un estadio principal para la selección y hay cinco o seis pabellones importantes para jugar al baloncesto. Vas a jugar a España o Italia y hay muchos estadios, sólo pido uno pero bonito. Al jugar en el extranjero lo veo todo, pero cuando voy allí no me siento feliz de jugar en esos campos, pero espero que cambie.
—¿A qué quería dedicarse cuando tenía 15 años?
—Te cuento una cosa, tengo una carta que escribí cuando era un niño sobre lo que quería ser de mayor. Mi madre la vio hace dos años porque la tenía guardada y escribí que «sería un gran deportista». Me lo dijo ella, porque no me acuerdo bien, y que después del deporte sería un buen entrenador.
—¿Por qué escribió la carta?
—No lo sé, es curioso, pero…
—¿Qué aprendió del Calcio?
—La táctica. Nosotros los jugadores siempre queremos progresar, pero allí hay dos o tres días de táctica a la semana, no es fácil, pero quieren que sea un mecanismo y no debas pensar cada momento. Allí lo primero es la táctica, es lo más importante.
—¿A qué aspira en el Valencia?
—Primero entrar en el equipo y sentirme útil. Claro que quiero ganar títulos, en el Sevilla gané la Copa del Rey.
—¿Era su primer título?
—No, hace muchos años logré una copa en Lituania, pero el título del año pasado me hizo muy feliz.
—Explíquenos cuál es el secreto del saque de banda.
—Pienso que todos hablan de mi fuerza, pero pienso que también necesitas técnica para hacerlo. Para mí es importante, pero depende del entrenador y se trabaja. En Italia, como las líneas están siempre muy juntas, todos atrás, es difícil ganar la partida y algunos partidos los ganamos con esa jugada. Es como un córner, es una solución más, es bueno, pero tampoco le doy mucha importancia y es una decisión que debe tomar el entrenador.
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