Más de lo mismo. O parecido. El año pasado el Valencia se fue de Málaga con los tres puntos gracias a un gol de Villa y ayer se repitió la historia sin el Guaje. Apareció uno nuevo con el '11' (Aduriz) y uno ya conocido con el '7' para dar carpetazo al asunto y dejar las cosas en su sitio. El Valencia gana donde tiene que ganar. No quizá como debiera, pero sí como se espera. El resultado, al fin y al cabo, es lo que cuenta. Ahora ya ni 4-3-3 ni gaitas. Tanto nadar Emery contracorriente para volver al mismo sitio, a lo que mejor le va a este equipo. La confirmación pública por parte del entrenador de que los jugadores están a gusto con este dibujo invita a pensar en que el vasco se cuidará mucho de dibujarlo en la pizarra en otros partidos. Si lo hace, ya se sabe lo que pasa. Los críticos se ceban con él y a Llorente le puede dar un patatús.
De momento, el presidente respira. Tras la ventilación de estrellas que ha sufrido el equipo, el Valencia inicia el curso con buena nota. Nada que ver con su colega el árabe. Al jeque se le quiere en Málaga y hasta le desplegaron una pancarta gigante dándole la bienvenida. Cuando la cosa empiece a torcerse, habrá que ver lo que dice la grada. En fútbol ya se sabe, cuenta lo que cuenta. Los puntos. Ver un marcador a favor es gratificante para todos. Hay buen humor, como el que demostraron ayer noche los jugadores cuando se ejercitaban tras el encuentro en el mismo césped de La Rosaleda. Por allí correteaban y hasta les acompañaban algunos niños. Uno de ellos no se cortó ni un pelo e incluso recibió los mimos de Miguel, uno de los pocos por cierto que repiten en el primer once en comparación con el del año pasado.
De hecho, repasando las alineaciones, sólo Miguel, Banega y Mata jugaron aquel arranque de agosto contra el Sevilla y lo volvieron a hacer anoche en Málaga. Los equipos andaluces le van bien y sobre todo el Málaga, al que lleva atizando desde aquel 3-0 de Dely Valdes en 2001.
A partir de entonces el Valencia no sabe lo que es salir derrotado de este campo. Sigue pues la racha para un equipo que vuelve a necesitar de César para situaciones de serio compromiso. No es que el guardameta tuviera que hacer un gran trabajo ayer, pero sí que estuvo muy certero cuando un cabezazo de uno de los morenos blanquiazules buscaba el 2-1. El buen trabajo en Paterna está manteniendo vivo al veterano guardameta, que tras el choque dialogaba sobre el terreno de juego con Ochotorena y Unai Emery.
El técnico, por cierto, no cambia. Es fiel a su estilo. Traje chaqueta pese al calor que caía sobre Málaga y que rondaba la treintena de grados a la hora del partido. No era el bochorno de Valencia pero verlo con el traje sólo invitaba a la compasión. Pese a esto, el entrenador vasco repite el guión. Lástima que en su repertorio de gestos no incluya alguna innovación que sirva como motivo de tertulia. No para. Continúa gesticulando tanto que quizá los nuevos estarán alucinando. Escucharlo en pleno partido es difícil pero entenderlo es ya cuestión de gente de la capacidad mental-cultural de Mata.
Porque, aunque uno se esfuerce, el fútbol resulta complicado de entender. Sin ir más lejos, Valencia y Málaga han coincidido este verano en un curioso aspecto. Mientras en Valencia a Emery se le ha arreado y bien por su insistencia en ese dibujo del 4-3-3, en Málaga a su colega portugués la variante táctica sólo le ha traído elogios. No por su efectividad, porque anoche se vio que hace agua por todos lados, sino por el matiz ofensivo que dicen ha querido inyectar al equipo. Qué contradicción. Emery persigue el 4-3-3 para proteger al Valencia en los desplazamientos y darle más solidez atrás y el tal Jesualdo Ferreira, con tres décadas de profesión futbolera, lo hace para darle la versión opuesta. El que lo entienda, que lo explique.
Ayer, por cierto, en Málaga se recordó un partido contra el Valencia de hace 60 años, con gente como Eizaguirre, Álvaro, Juan Ramón y Puchades, entre otros. Los tiempos cambian. Entonces se jugaba bien diferente. Unos pocos atrás y todos para arriba. El fútbol ha evolucionado y bastante, aunque al Valencia la cosa parece irle bien por el momento. Empezar así siempre es un punto a tener en cuenta.
Lo malo de este arranque es la lesión de Mathieu. El francés notó un pinchazo en la parte posterior del muslo de la pierna derecha y tuvo que ser sustituido por Jordi Alba. La primera observación revela que el lateral padece una contractura y no se espera que pueda peligrar su presencia en el próximo partido de Liga que se jugará en Mestalla contra el Racing dentrode dos fines de semana.
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