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domingo, 26 de septiembre de 2010

Ferguson tiene un problema

El miércoles puede pasar cualquier cosa. Sólo con pronunciar su nombre, sólo con recordar su historia, el Manchester United infunde temor. Pero los diablos rojos de sir Alex Ferguson se encontrarán con el mejor Valencia, un equipo al alza y enrachado, con el aliento además de una hinchada eufórica. Al equipo de Old Trafford, además, le está costando arrancar en esta campaña. Se sostiene con el dulce momento de Scholes y Berbatov. En todo caso se enfrentará a un Valencia todavía invicto, en cabeza, y que ayer, de nuevo, fue implacable a domicilio. El equipo valencianista solventó la papeleta ante el Sporting de forma brillante. Le bastaron nueve minutos para encarrilar el partido. Además, Emery encontró otra respuesta táctica: el 4-4-2 se ha revelado como una opción de inicio más que solvente. En fiereza atacante pero también en sobriedad defensiva. Con anterioridad, la variante había sido válida en las segundas partes, para tumbar a la Fiorentina en pretemporada y acorralar al Atlético. Esa probada fiabilidad no garantiza que contra el United se repita el dibujo, ya que las defensas inglesas suelen sufrir más con delanteros falsos, pequeños y dinámicos, con una marca más difícil.
Como en Málaga, Bursa o Alicante, como en cada una de sus salidas a domicilio, el Valencia fulminó al Sporting en los primeros minutos de juego con un inicio avasallador, en juego y efectividad. Emery continuó con las rotaciones y, ante el emergente debate, alineó por primera vez de salida a Soldado y Aduriz, dos arietes puros. Y se demostró que no forman una pareja atacante supeditada a servir como revulsivo en las segundas partes, ni tampoco es una apuesta que implique necesariamente tener que abusar del balonazo, el juego directo o el ataque estático. Aduriz y Soldado se adaptaron sin problemas al fútbol veloz y combinativo. La jugada del segundo gol es un buen ejemplo. Soldado finalizó una rápida jugada colectiva en la que Pablo trianguló un exquisito taconazo con Mata. El extremo zurdo siempre se agiganta en El Molinón, donde le recuerdan con silbidos su militancia oviedista. Ma­ta centró donde más daño se puede hacer, al hueco inalcanzable para el despeje de los centrales y la salida del portero. Soldado empujó a placer.

Un inicio arrollador
Corrían apenas nueve minutos y el Valencia ya había dejado resuelto el partido. Tres minutos antes se había adelantado en el marcador después de un saque de esquina bien botado por Fernandes, una de las novedades en el once, y que remató de cabeza sin oposición el turco Topal, beneficiado por la salida a medias de Juan Pablo. Con el 0-2 en el zurrón, el Valencia se había quitado de encima la presumible salida en tromba del Sporting en los primeros minutos, arropado por su entusiasta hinchada. El partido transcurrió sin sobresaltos. A la exuberancia atacante —Mata casi anota el 0-3 con una deliciosa vaselina— se unió el acierto defensivo. Esta vez no hubo ningún despiste, ninguna rareza arbitral. Ricardo Costa mejoró su anticipación y contundencia y David Navarro demostró que, hoy por hoy, es el mejor central del que dispone el equipo. Topal, plenamente adaptado, se multiplicó para cortar cualquier intento de avance local. Hasta Fernandes, del que se ha criticado con fundamento su po­ca implicación en las temporadas anteriores, participó activamente del juego valencianista, exhibiendo su calidad en el toque. Quedaba mucho partido por delante, demasiado para el Sporting con esa diferencia en contra como local. Manolo Preciado no veía las cosas claras y, antes del descanso y en vista del nerviosismo que empezaba a aflorar en la grada, introdujo al atacante Barral en detrimento del interior Morán.
En la segunda mitad hubo que soportar varias ráfagas de presión intensa del Sporting. Los locales se sintieron vivos tras una clara oportunidad de Barral, que con toda la portería por delante estrelló el balón en el poste. La combatividad rojiblanca sólo se materializó en otras ocasiones aisladas, con un disparo lejano de Rivera que quiso sorprender a César, que esperaba un centro al punto de penalti, y que reaccionó con brillantez.
El final de partido, salpicado con protestas del público e interrupciones por las faltas, trajo co­mo noticia el debut de Feghouli y la lesión del Chori Domínguez, que aguantó sólo 18 minutos en el césped y se retiró muy contrariado por su gafe en las molestias musculares. Con esta nueva y contundente victoria, el Valencia avanza con paso firme. No es tiempo de pensar en hipérboles a largo plazo, pero, de momento, el conjunto de Emery no perdona en ninguno de esos estadios donde el refranero dice que se ganan las ligas.

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