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sábado, 12 de marzo de 2011

EMERY "HABLE CON MI HIJO Y ME DIJE, HAY QUE SEGUIR"

Unai Emery pasa página sabedor de que, para volver a la Champions, tienen que levantarse él y el equipo.

—¿Sabe por qué SUPER le ha pedido la entrevista al departamento de Comunicación?
—No.
—Porque después de verle en la sala de prensa de Gelsenkirchen, queríamos que la gente supiera que los aficionados están dolidos, pero seguramente el que más está es usted.
—Sí… La responsabilidad que tengo con la gente que trabaja a mi alrededor, con los futbolistas y con los aficionados es grande, nunca me he escapado de esa responsabilidad. El partido en Alemania era muy importante para todos, muy ilusionante, y quedar eliminados… esa responsabilidad la cojo yo. Pero todo lo que sea relamernos con el partido pierdes para el sábado, pero en Alemania hicimos un partido acorde al guión que habíamos preparado. Después del partido de ida en Mestalla lo empezamos a trabajar de reojo, con cuatro días de trabajo intensos, queríamos jugarlo así. Por eso al final tienes una sensación de impotencia, porque era el partido que queríamos jugar y ese partido lo perdimos.
—Habla de impotencia. En la final de la Champions de Milán Cúper expresaba la sensación de impotencia e injusticia, una sensación que se repitió en la sala de prensa el miércoles.
—Bueno, con la diferencia de jugar la final.
—Pero ahora estamos hablando de otro nivel, también era su minuto de gloria.
—Al final, en el partido que pierdes, se concentra todo el trabajo esperando esa oportunidad. Has ido dando pasos y era una final para jugar los cuartos de la Champions. Poco a poco me estoy levantando y buscando perspectivas de futuro presente y positivas. Éramos conscientes de la oportunidad que teníamos, casi todo lo pusimos para superar la eliminatoria y tener más oportunidades bonitas para todos, pero debemos seguir trabajando para que estos momentos sigan llegando tanto para el VCF como para el entrenador. Ojalá estas nuevas oportunidades lleguen juntos, es lo que más deseo, pero volveremos a tenerlas.
—Tras una decepción siempre se dice que el fútbol te da una oportunidad de revancha, pero… ¿no preferiría tener unas vacaciones para recuperarse?
—No, me gustaría vivir con intensidad la preparación del partido en Zaragoza que lo haré, la realidad es que debemos seguir trabajando. Ahora mismo tenemos en nuestras manos ser terceros, y eso nos va a permitir tener esa revancha. ¿Cuál es la realidad? Que en mi primera temporada caímos en 1/16 de final contra el Dínamo de Kiev sin perder ningún partido, la temporada pasada caíamos en cuartos de final de la Europa League contra el Atlético y podíamos haber hecho historia y el fútbol nos ha dado otra oportunidad mejor, que es la Champions, donde hemos caído eliminados en octavos. Estoy convencido de que ese proceso de ir a más lo va a tener el VCF y Unai Emery.
—Nos habíamos propuesto no preguntarle por la renovación, pero ya ha comentado dos veces que el Valencia volverá a tener estas oportunidades y Unai Emery también, y que si es juntos mejor.
—He sido muy abierto, en ese sentido Unai es muy consciente de que lo único que debe hacer es trabajar y no pensar en nada más. La fecha de caducidad está para todos, para Unai también. Unai es muy consciente de que puede que continúe y puede que no y está preparado para seguir, que quiero, o para no continuar. El VCF tendrá otra oportunidad en Champions y Unai también, ojalá con el Valencia, y si no puede ser, siguiendo otro camino.
—En esta entrevista hay muchas preguntas que se pensaron en el viaje de vuelta de Alemania y tienen un punto melancólico que...
—No, no, no, no hay que caer en la depresión, la decepción nos tiene que llevar a preocuparnos, ocuparnos y nunca deprimirnos, porque esto tiene que ser un paso más para aprender, tanto para los futbolistas como para el entrenador. Al final la experiencia empieza en algo, en algún lugar, y esperemos que empezara el miércoles.
—Pues bien, una de las preguntas después de verle en el aeropuerto era ¿cómo y quién levanta a Emery?
—Mira, llegué a casa a las 5:45 horas y tenía a mi hijo despierto viendo la televisión. Y me preguntó: «¿Qué habéis hecho?». Se acostó a las ocho de la tarde y no había visto el partido, me quedé diez minutos con él y ahí me levanté. Mi hijo estaba preocupado y me preguntó quién había marcado los goles. Le comenté que Ricardo Costa hizo el 0-1, pero luego marcó Farfán y perdimos. Me dijo: «Bueno papá, no vais a jugar después, ¿verdad? Bueno, vale…». Eso fue decir que tengo que seguir, estoy convencido y tengo la responsabilidad de levantarme para preparar el partido de Zaragoza.
—Un entrenador no puede dar la imagen de que está hundido...
—Hay que analizar y estar preparados para el partido de mañana. Encuentros como el de Mallorca o el de Zaragoza son los que nos van a dar las oportunidades como la del miércoles, la opción de ganar o perder la tienes. Pero lo que a los jugadores y técnicos nos tiene que dar para la próxima temporada la oportunidad de volver a jugar un partido así, se cuece en duelos como el de mañana. Todos podemos tener esa oportunidad.
—Dijo que le apasiona el fútbol, pero con lo ingrato que es ser entrenador… ¿No tuvo ganas de enviarlo todo a hacer puñetas?
—No voy a hacer demagogia, vivir del fútbol es maravilloso; los futbolistas son unos privilegiados, como los entrenadores. Con ese privilegio, más a estos niveles, hay cosas duras. Y para ser entrenador tienes que estar muy preparado mentalmente, porque tienes unas presiones tremendas. Hay que ser fuerte y esas dificultades están.
—¿Curte mentalmente un partido como el del Schalke?
—Sí, en el que las emociones estaban… Entré al vestuario y todas mis emociones internas se estrellaron contra la pared.
—Y les vio tocados...
—Entré a las duchas y no paré de dar vueltas y decir: «¡Qué oportunidad! Y estábamos preparados».
—¿Llegó a llorar?
—No, porque sujeté. Sí es verdad que eran momentos en los que estuve solo, con mis ayudantes… Cada uno lo expresa de una manera y yo en las paredes del campo de Gelsenkirchen.
—¿Tenía ganas de descansar tras hablar con su hijo?
—Dormí un poco en el avión para escaparme de esos momentos, pero dormí hasta las 11:30 horas y mi mente ya está puesta en avanzar y en seguir creciendo, como creo que estamos haciendo, y el VCF dando pasos para crecer, no puedes de dejar pedales. Insisto. Quiero que el VCF juegue la temporada que viene la Champions a este nivel, quiero que Unai pueda jugar Champions a este nivel y para eso hay que seguir.
—Un sms que salió del vestuario decía lo siguiente: «Ha sido un palo muy duro, pero los equipos fuertes se levantan». ¿Este VCF es fuerte?
—Hemos mejorado y avanzado. Pongo como ejemplos el partido de Copa en Vila-real, cuando el equipo se bloqueó en el segundo tiempo, y en Alemania el equipo sólo se vino abajo en los últimos cinco o diez minutos. En 80 fuimos lo que queríamos ser y entiendo a los futbolistas que al final nos equivocamos porque buscamos balones frontales, pero les exculpo porque esos momentos eran difíciles. Siempre estuvimos en la disposición de pasar.
—¿El Schalke tuvo ´alma´ y el Valencia no?
—Sí, el alma que imprime Raúl o Kluge, por ejemplo. En el partido de ida hicimos muchos errores aunque tuvimos opciones de ganar. El miércoles fue distinto y el Schalke aprovechó los pequeños agujeros que hubo; una falta, un error defensivo cuando el balón era nuestro… Y sabíamos que eso podía ocurrir. Mallorca y Athletic de Bilbao tuvieron más ocasiones que el Schalke y eso ya lo habíamos anunciado.
—Y fue un equipo de 90 minutos, como usted aventuró. ¿Tiene la sensación de que empieza a ganarse un hueco en el corazón de la gente?
—Sí, sí. Quiero ganarme al Valencia con nuestro trabajo, con nuestra dedicación. Por la personalidad de cada uno puedo gustar más o menos, pero en lo que nunca quiero fallar es en el trabajo. Y en ese sentido, insisto, el equipo estaba preparado y no lo sacamos adelante. A partir de ahí, uno está dolido, pero no quiero dar pena ni dar lástima. El entrenador está dolido por su responsabilidad porque era ilusionante.
—No me refería a lástima...
—Unai intenta hacer lo mejor posible su trabajo, conseguir los objetivos, tras estar en octavos queríamos acceder a los cuartos y no lo hemos conseguido… Ahora sigue siendo quedar terceros. Y la ilusión que tiene la afición con sus jugadores que consiga eso, ahora quiero darle once momentos brillantes a los aficionados en los once partidos que nos quedan.
—Hace unos días SUPER publicó un reportaje titulado ´La liberación de Emery´, en referencia de que este VCF nace en Gasoil con la respuesta del entrenador y del club.
—Yo aúno, soy integrador, creo en el colectivo, en la fuerza común, en la unión y en ese sentido lo llevo al máximo, cuando ese máximo sobresale tomo decisiones. Unai toma decisiones cuando hay que tomarlas y si es dura se toma.
—Está el caso de Iván Helguera.
—Fue a mitad de temporada. Las decisiones hay que tomarlas al final y si ahora nos hemos visto obligados a tomar decisiones importantes es porque ha vuelto a sobrepasar el vaso. Y sobre todo es por el bien del equipo. A los jugadores hay que saber perdonarles para que rectifiquen, pero si no lo hacen deben ser ellos mismos los que asuman esa responsabilidad y el técnico sólo la ejecuta porque es lo mejor para el VCF. Pero siempre comenzando por integrar y perdonar, tener mano izquierda corrigiendo, pero tras cuatro perdones ya no hay más.
—Tomó la decisión en función del colectivo.
—Siempre he creído que el grupo está fuerte, en todas las decisiones que se toman no consigues que todos estén de acuerdo, pero procuro tomarlas razonando y con argumentos. En muchos casos he acertado y en otros no, pero uno acierta más que se equivoca. Primero intento recuperar a los futbolistas, reconducirles, hay casos en los que no lo he conseguido, pero intentarlo hasta el final. Por ejemplo, en el caso de Miguel. Creo que este año le ha dado mucho al equipo, pero había que tomar esa decisión, también para que Miguel se reconduzca a nivel personal, bien sea en el VCF o en otro equipo. Y que sepa que tiene que llevar unos mínimos de exigencia profesionales.
—Aquella decisión la tomó un viernes y el domingo el Valencia remonta en San Mamés, en clave futbolística eso tiene un sentido; que el vestuario apoya la decisión.
—Estoy orgulloso de este grupo y lo digo ahora. Respaldo la línea que lleva el grupo, es un grupo solidario, trabajador, que se aplica… Nosotros exigimos y antes del partido contra el Schalke les pusimos un vídeo la noche anterior, estuvimos viendo vídeos individualizados en sus habitaciones, el día del partido otro vídeo nuestro para ver cómo íbamos a jugar y el grupo lo acepta. A este equipo le das trabajo y lo coge. Y el que no quiera estar en esa línea no está. Y la lectura de mis tres años en el Valencia es que están los que se lo merecen, incluso el entrenador, porque si se va de aquí es porque no rinde.
—Dio la impresión de que Magath no trabajó tanto el partido...
—Cada uno trabaja a su manera y la gente que está a mi lado lo ve. Quiero a mi lado gente inteligente y gente exigente, quiero ganar y aprender. Quiero que esa exigencia esté por encima de todo. No estaría aquí sentado si en mi carrera no me hubiese exigido o pasado partidos a otro nivel pero trascendentales; como subir contra el Real Unión, por ejemplo. Y me he curtido. La derrota del miércoles tiene que curtir. Hemos ido mejorando y eso es positivo.
—¿La decisión de Miguel y del Chori Domínguez es irreversible?
—Primero están ellos, han tenido sus oportunidades, y luego creo que el todo será el que hará que al final se reconduzca o no.
—¿Qué piensa si ahora se abre un debate sobre su renovación?
—Voy a estar al margen como hasta ahora. Unai tendrá su trayectoria, los que quieran seguir trabajando con ellos tomarán su decisión, si no es aquí será en otro lugar, porque Unai está abierto. Unai quiere seguir en el VCF, está satisfecho, está trabajando para tener esa progresión en el VCF, pero es consciente de que su trayectoria como entrenador siempre tendrá fecha de caducidad, cuando más tarde mejor. Unai trabaja pensando en quedarse y trabaja consciente de que a lo mejor no es.
—Por las conversaciones que tiene con Llorente y Braulio, ¿percibe que puede seguir?
—Ni lo percibo ni no lo percibo. ¿Sabes que lema tengo? En cualquier situación de estas, que te coja trabajando. Lo decía Sancho Panza a Don Quijote: «Cabalguemos Sancho Panza, nosotros cabalguemos y que nos cojan». No es la mejor metáfora, pero vamos a ser positivos. Mi proyecto lo expongo con mi gente al cien por cien en el VCF, que estén satisfechos con lo que hago. Quiero que me quieran donde estoy, que no tengan una palabra negativa de mí. Unai quiere irse con la cabeza alta, con honradez, y la idea de que se consiguen los objetivos y se ha trabajado bien.
—El otro día hablamos de que ahora no era el momento para abrir un debate sobre su futuro, ¿en el último año ha tenido ofertas para irse?
—Sabes lo que ocurre. La temporada pasada Unai acaba su contrato el 30 de junio, pero se aisla de eso, centrado en su trabajo. En un momento dado, los equipos interesados hablan con su agente, pero Unai está al margen porque lo primero es cumplir con sus objetivos en el VCF para que ellos vean si están contentos o no con su trabajo, y yo seguir trabajando. Esto es un proceso que cuando lo termine y se analiza, es cuando hay que valorarlo. Sería injusto a mitad de trabajo escuchar a otros equipos y llegar a una hipotética decisión de irse, pero entonces, ¿cómo voy a trabajar centrado sabiendo que mi proyecto es otro? Quiero culminar mi proyecto aquí y si se amplía perfecto, pero no quiero sin cumplirlo tener pensamientos en otro.
http://www.superdeporte.es/valencia/2011/03/12/hable-hijo-dije-he-seguir/121945.html

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