
Lo peor: El arbitraje, vergonzoso, del noruego Svein Oddvar Moen. El segundo gol del Slavia viene como producto de tres decisiones erróneas del trencilla: no señalar falta sobre Bruno, sino todo lo contrario; no parar el juego para que atendiesen al catalán, con una patada en la espalda; y permitir al Slavia sacar casi quince metros más adelantado del lugar de la falta. Como suele suceder cuando las cosas se tuercen, la jugada acabó en gol. Tampoco se escapan los jugadores del Valencia, “empanados” durante la última media hora.
http://elvalencianista.com/articles/33848-2-2-empate-con-sabor-a-derrota
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