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sábado, 13 de agosto de 2011

UN TRIUNFO PARA CRECER

Los goles disparan las ilusiones pero el equipo continúa mostrando peligrosas lagunas enla línea de creación

PACO HUGUET VALENCIA

Tocaba ver anoche la versión bonita del Valencia, la de ese equipo que hace goles (3-0) sin despeinarse. Porque el cuadro tricolor, el de la Senyera, tiene la suficiente calidad arriba, la suficiente chispa y velocidad para masacrar a cualquier rival que se lo permita. De este modo, un regalo a Soldado y una contra con desbarajuste total en la defensa romana bastaron para encarrilar el partido antes del descanso. El canterano Paco Alcácer puso la guinda al final.

Y pudieron ser más, porque Valdés, Viviani y compañía trajeron varios presentes para los delanteros valencianistas, regalos en plan «toma y triunfa». Así, el Valencia pudo adjudicarse por 3-0 el cuarto Trofeu Taronja seguido, por primera vez en sus 40 ediciones. Además, en un duelo con sabor nostálgico, con un equipaje de la Senyera frente al ayer blanco inmaculado de la Roma que hacía recordar al Real Madrid.

En el primer tanto, la mitad del mérito fue de Soldado, que peleó un balón atrás de la zaga italiana, hasta que ganó la posición y cedió hacia Piatti para que marcara a placer, aunque se le adelantó Viviani para el autogol.

El segundo tanto arrancó de un rápido saque de Alves hacia Piatti. El argentino, totalmente solo y escorado en la izquierda, puso un rápido centro a Soldado que, también libre de marca y rozando el fuera de juego en su desmarque, batió a un vendido Lobont.

Los mismos Piatti y Soldado gozaron de un par de ocasiones claras, nuevamente precedidas por la bisoñez de la zaga romana, que no parecía la de un equipo italiano. No tardará Luis Enrique en cambiar las cosas como sigan metiéndoles goles tan fácilmente.

Pero los árboles no deben esconder el bosque. El poderío ofensivo del Valencia (los árboles) no tiene que obviar las carencias de creación en los de Emery (el bosque). Tino Costa fue un mero espectador durante demasiados minutos. El equipo sigue sin un director de orquesta virtuoso. El centrocampista argentino no se ofrecía lo suficiente y cuando lo hacía sus compañeros muchas veces optaban por iniciar el juego desde la banda. En muchos tramos del juego fue Bruno Saltor el verdadero cerebro del equipo, el que subía el balón hasta la línea de medios. De hecho, el lateral diestro fue de los mejores en el primer tramo del partido: cumplidor.

Es lo peor que se ha visto del Valencia durante toda esta pretemporada. Que sí, que hay pólvora delante, un ataque de traca, pero cuando un rival te presiona arriba (y la Roma lo hizo poco y mal), el equipo sufre mucho. Se vio contra el Liverpool, contra el Hamburgo... Se verá contra cualquier oponente que sepa estudiar a los de Mestalla.

En la segunda parte, Tino entró un poco más en juego. Era como si le faltaran minutos, después de haber pasado buena parte de la pretemporada lesionado. Intervino en la primera acción de peligro del Valencia, habilitando a un Piatti que lo hizo todo bien menos lanzar alto con Lobont casi batido.

Después, con la triple sustitución cambió el dibujo. Aunque apenas se pudo ver en acción al trivote, en últimos minutos, por fin el Valencia empezó a combinar pases en la zona de creación. Salieron Albelda, Tino y Piatti, mientras entraron al campo Topal, Parejo y un Banega que escuchó una sonora música de viento al pisar el césped del club que le paga. Flaco favor el que le hizo Emery, que podría haberle evitado (o retrasado) la pitada. Pero al menos el técnico de Hondarribia es consecuente consigo mismo: apoya al díscolo argentino (no Tino ni Piatti, sino el que posa con una camiseta del Real Madrid) con palabras y con hechos.

La nueva grada joven de Mestalla, asimismo, habló bien claro, con cánticos de «Banega pide perdón» seguidos por algunos recuerdos a la familia, por vía materna, de los seguidores merengues. Tras el choque, Éver junto las manos, como rogando clemencia y el público respondió con aplausos y con otra exigencia: «Besa el escudo». Tardará en olvidar la grada.

Por lo demás, Rami se ganó el aplauso de Mestalla en un par de acciones de garra, de lucha, de las que levantan a la afición de su asiento. Al final el francés se marchó cojeando, con molestias musculares. El estadio tuvo la ocasión de ver unos minutos, además de al descarado Bernat, a la otra joya de la cantera, Paco Alcácer. El de Torrent marcó por primera vez con el primer equipo y cerró la cuenta goleadora al rematar un buen servicio de Mathieu.

Y muy mal el árbitro valenciano Ayza Gámez, que no se atrevió a expulsar a Totti, porque es imposible que no viera el cabezazo que le soltó a un Jordi Alba, que llegaba revolucionado y marrullero después de que el capitán de la Roma le soltara el codo unos segundos antes. Al menos, eso sí, el pequeño lateral catalán no se arrugó ni un momento ante el chulesco gigante italiano, a quien le sobra calidad y clase, pero también mala leche. Bojan apenas entró en juego. Sólo se le vio en un balón que estrelló en el larguero de Alves.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2011-08-13/trofeo-naranja-valencia-roma-201108130053.html

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