Uno de esos grandes días

Se hace el silencio de la noche, que espera impaciente que llegue el nuevo día, ese/este día inunda Valencia entera de una marea naranja que es y debe ser la base de lo que debe recordarse mañana. Vivir un partido con especial devoción no es ni la ínfima parte de lo que representa éste para el mundo valencianista. El día de la revancha, el día del desahogo, el día en que la capital de España se trasladó por un día a donde reinan los Piratas del Mediterráneo.

La videncia y el orgullo, ¿qué comparación más extraña no? Pues sí lo es, pero todo tiene su significado:

El vidente lee el futuro como algo que él mismo cree que pasará; el orgullo hace que el menos vidente se llene de presagios obligatorios en la mente de que lo que piensa sucederá. Esta vez somos los más orgullosos sobre la faz de la Tierra. Podemos llenarnos de recuerdos que girarán en nuestra mente como sucesos del pasado que hoy, por casualidad, vuelven a hacer acto de presencia; podemos callar más bocas que las que hay en el habitáculo mundial ganando este partido; podemos hacer ver, abrir los ojos a todas aquellas personas que aún no lo han hecho, pero con cánticos, euforia y la sabiduría propia de la tira de imágenes que se vivirán en el Templo de Mestalla.

La humildad y el egocentrismo, ¿qué dos sustantivos más dispares no? Pues yo también opino lo mismo, y mucha gente de alma senyera también sabría explicarlo:

Quien llora porque un día se perdió una final y le recuerda a la anterior es humilde cuando guarda un buen recuerdo sobre el llanto que ha derramado; quien se ríe de la humildad rival y antes de llevarse nada al bolsillo ya está enseñando lo que conseguirá aunque sepa que al final agachará la cabeza, es egoísta desde un principio. Unos se enriquecen con la simple sensación de que un fruto propio está, a su vez, dando más frutos hacia su creador; otros se enriquecen sabiendo que conseguirán el fruto que más valor tiene en el mundo y, es más, juegan con ese fruto acerca de quién será su conquistador, y quien lo sea, será el aclamado.

Hay razones para escribir un Quijote de comparaciones, todas vienen del corazón y del alma, todas nos hacen humildemente orgullosos; hay preferencias que siempre serán aliadas en la Liga de las Estrellas, pero nunca podrán con aquellos que se aferren a mantener la legalidad propia; hay trozos de papel de uno u otro bando, unos apoyan, critican constructivamente y dan signos de grandeza, otros, en cambio, humillan, ponderan, burlan y se llenan de ilusiones en forma de portadas y comentarios dignos de un aplauso de falsedad; dos vidas diferentes, una llena de armonía, otra llena de rabia.

Esto, más que un comentario, más que una opinión, es la más pura filosofía de vida valencianista, es un orgullo, un honor, una grandeza enorme formar parte de este club.

HASTA LA MUERTE VALENCIA CF