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domingo, 28 de febrero de 2010

VIAJE A MADRID.


Vuelo de alta tensión a Madrid
Era un desplazamiento corto, pero las rachas de viento de 200 kilómetros por hora lo hicieron eterno.
A los pocos minutos de despegar del aeropuerto de Manises, el avión que llevaba a la plantilla del Valencia CF a Madrid descendió varios metros de golpe por una turbulencia fuerte. Sólo era una advertencia. Rápidamente se encendieron las luces que obligan a los pasajeros a llevar el cinturón abrochado y el piloto avisó que no iba a ser un vuelo plácido: «Vamos a pasar por varias areas de turbulencias, ya que hay rachas de viento que alcanzan los 200 kilómetros por hora y que le dan al avión por el ala izquierda». Unos jugadores lo llevan mejor que otros, pero tal era la cara de pánico de algunos que las azafatas les dieron la opción de viajar en la cabina del piloto con el objetivo de estar más tranquilos. Nadie se movió de su asiento, pero el vuelo de 50 minutos se hizo eterno y continuamente se hacía la siguiente pregunta: «¿Cuánto queda para aterrizar?». Otros lo extrapolaron al tema deportivo: «¿Tensión en el Calderón? Eso no es nada comparado con esto. Tensión hay aquí, no en un campo de fútbol». Dealbert y César lo pasaron mal y hubo un momento en que hasta desaparecieron las bromas.
Nadie había sido ajeno a los fuertes vientos previstos ayer en la zona noroeste de la península Ibérica, pero de Valencia a Madrid no se esperaban las fuertes rachas de viento que golpearon al avión continuamente. Hubo futbolistas que bromearon con la intención de quitarle tensión al vuelo, otros recordaron anécdotas del pasado, como las contadas por César en un vuelo que iba a salir de Rusia destino a Madrid; «nada más despegar tuvo que regresar a la pista porque empezó a quemarse uno de los motores, olía mucho a queroseno y nos dijeron que había sido por culpa de unos pájaros». También se repasó un viaje a Munich, en el que la cabina se despresurizó. Otros no viajaron tan atrás en el tiempo y recordaron el aterrizaje en Palma de Mallorca de la pasada temporada. «Ese viaje sí que lo pasamos mal, pero tampoco había tanta diferencia respecto a éste, allí la dificultad estuvo en el aterrizaje», se escuchaba. En Barajas, nada más pisar la pista, el piloto se llevó la ovación de los futbolistas y volvieron las bromas. «Pepe, necesito un masaje en los aductores, los tengo tensos», gritó uno, otro habló de los isquiotibiales... y así hasta bajar del avión. Con un final feliz, el mal rato se olvidó más rápido.
Noticia de Pau Fuster para Superdeporte.

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