El de anoche fue un partido casi perfecto del Valencia, pero no debemos ser conformistas. Encuentros así han de servir de lección de cara al futuro, utilizarlos para aprender a jugar al límite, dar el salto de calidad y adquirir mentalidad ganadora. En la segunda parte el equipo se conformó y eso no es bueno. Si puedes meter seis goles tienes que hacerlo, prepararte para los días en que sólo tendrás dos ocasiones y estarás obligado a materializarlas.
Nadie debe ver es este comentario una crítica, porque insisto en que el Valencia rozó la perfección. Sin embargo, un entrenador fino destacaría que le faltó apretar. Ante un rival que da tantas facilidades tienes que acostumbrarte a hacer más. Se podría decir que estamos ante un Valencia en una línea fantástica y al que apenas le falta un 10% para ser más competitivo.
Una de las conclusiones de este partido es que no debemos temer la baja de Silva. La ausencia del canario es irresoluble a nivel individual. No hay nadie de sus características. Pero en el plano colectivo el Valencia tiene recursos para salir adelante. Mata ha jugado mucho en esa demarcación y Pablo también puede hacerlo perfectamente. Incluso sirve Banega.
Uno de los rostros del partido fue Joaquín. Le vendrá bien su gran noche europea. Es importante que los jugadores no habituales rindan a un gran nivel. Todo técnico quiere problemas así, fruto de la verdadera competitividad entre compañeros.
Mucho se miró hacia Miguel. Pienso que pasó la prueba con nota. Su regreso discurrió por la senda de la normalidad, lo que no es poco teniendo en cuenta la difícil experiencia que ha vivido y lo mucho que la gente esperaba de él. Anoche hizo lo suficiente para recuperar su nivel habitual. Ni más ni menos. Lo importante era no equivocarse y lo consiguió.
Sin embargo, los que me fascinaron son Marchena y Banega. Estuvieron sensacionales. De Carlos destacaría que es una referencia, un tipo contundente, pero con calidad técnica. Sabe defender y al mismo tiempo inicia el juego del equipo. Respecto a Banega, dio infinidad de pases y aportó tranquilidad y velocidad. Piensa mas rápido que los demás.
Me pongo en el lugar de Miku y Zigic y entiendo que no deben estar contentos, ya que no entran en el equipo ni con la ausencia de Villa. Pero deben aceptar la decisión de su entrenador. Quizá lo justo es que le pidan explicaciones en privado, pero exteriorizar su cabreo no tendría sentido, por respeto a los compañeros.
No me preocupa el desconcierto de los minutos finales, con el gol de Lille y los problemas defensivos. Es normal que, tras un buen partido, el equipo pierda en los últimos instantes la concentración. No entendería que se criticase a Moyá a pesar del gol encajado. Hizo muy buenas paradas y, como un jugador más que es, también puede aplicársele el discurso de la relajación.
El estado del césped es una de las escasas inquietudes. Sin duda debería encontrarse mejor, pero yo no dramatizaría respecto a la incidencia que puede tener sobre el juego del Valencia. En un piso maltrecho los que carecen de calidad lo pasan peor.
El equipo ha demostrado que se toma muy en serio una competición que este año tiene más sabor deportivo y económico. Por fin los clubes ganan algo con la antigua UEFA, además del prestigio y la importancia de mantener la presencia en Europa. Hay que respetar este torneo. El Lille jugaba la Champions el año pasado, el Génova hizo un gran año y están por venir los equipos rebotados de la máxima competición.
Ahora, a dar la talla en Italia. El Génova es un duro rival, peligroso por su necesidad de ganar. El Valencia debe lucir sus mejores galas, ser competitivo para traer un buen resultado y tranquilizarse de cara a un ambiente caldeado. Y no pensar en el árbitro.
Nadie debe ver es este comentario una crítica, porque insisto en que el Valencia rozó la perfección. Sin embargo, un entrenador fino destacaría que le faltó apretar. Ante un rival que da tantas facilidades tienes que acostumbrarte a hacer más. Se podría decir que estamos ante un Valencia en una línea fantástica y al que apenas le falta un 10% para ser más competitivo.
Una de las conclusiones de este partido es que no debemos temer la baja de Silva. La ausencia del canario es irresoluble a nivel individual. No hay nadie de sus características. Pero en el plano colectivo el Valencia tiene recursos para salir adelante. Mata ha jugado mucho en esa demarcación y Pablo también puede hacerlo perfectamente. Incluso sirve Banega.
Uno de los rostros del partido fue Joaquín. Le vendrá bien su gran noche europea. Es importante que los jugadores no habituales rindan a un gran nivel. Todo técnico quiere problemas así, fruto de la verdadera competitividad entre compañeros.
Mucho se miró hacia Miguel. Pienso que pasó la prueba con nota. Su regreso discurrió por la senda de la normalidad, lo que no es poco teniendo en cuenta la difícil experiencia que ha vivido y lo mucho que la gente esperaba de él. Anoche hizo lo suficiente para recuperar su nivel habitual. Ni más ni menos. Lo importante era no equivocarse y lo consiguió.
Sin embargo, los que me fascinaron son Marchena y Banega. Estuvieron sensacionales. De Carlos destacaría que es una referencia, un tipo contundente, pero con calidad técnica. Sabe defender y al mismo tiempo inicia el juego del equipo. Respecto a Banega, dio infinidad de pases y aportó tranquilidad y velocidad. Piensa mas rápido que los demás.
Me pongo en el lugar de Miku y Zigic y entiendo que no deben estar contentos, ya que no entran en el equipo ni con la ausencia de Villa. Pero deben aceptar la decisión de su entrenador. Quizá lo justo es que le pidan explicaciones en privado, pero exteriorizar su cabreo no tendría sentido, por respeto a los compañeros.
No me preocupa el desconcierto de los minutos finales, con el gol de Lille y los problemas defensivos. Es normal que, tras un buen partido, el equipo pierda en los últimos instantes la concentración. No entendería que se criticase a Moyá a pesar del gol encajado. Hizo muy buenas paradas y, como un jugador más que es, también puede aplicársele el discurso de la relajación.
El estado del césped es una de las escasas inquietudes. Sin duda debería encontrarse mejor, pero yo no dramatizaría respecto a la incidencia que puede tener sobre el juego del Valencia. En un piso maltrecho los que carecen de calidad lo pasan peor.
El equipo ha demostrado que se toma muy en serio una competición que este año tiene más sabor deportivo y económico. Por fin los clubes ganan algo con la antigua UEFA, además del prestigio y la importancia de mantener la presencia en Europa. Hay que respetar este torneo. El Lille jugaba la Champions el año pasado, el Génova hizo un gran año y están por venir los equipos rebotados de la máxima competición.
Ahora, a dar la talla en Italia. El Génova es un duro rival, peligroso por su necesidad de ganar. El Valencia debe lucir sus mejores galas, ser competitivo para traer un buen resultado y tranquilizarse de cara a un ambiente caldeado. Y no pensar en el árbitro.
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