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domingo, 23 de enero de 2011

LA LOCURA SE APODERA OTRA VEZ DE MESTALLA

El Valencia consigue en el último minuto su quinta victoria seguida tras remontar tres veces ante un Málaga que acabó con nueve jugadores

La imagen de Unai Emery, lanzando con rabia su abrigo al césped, y pateando descontroladamente el banquillo, tras la tercera remontada y el cuarto gol del Valencia, en el último minuto y ante un Málaga dignísimo resistiendo con nueve, era el reflejo más fiel de la locura que gobernó anoche, de principio a fin, el partido de Mestalla. Un envite dominado por los golpes de fortuna, casi siempre favorables a los locales, por los cambiantes estados de ánimo y por la presencia salvadora de Guaita. También por la polémica. El Málaga no mereció perder. Fue el único equipo que tuvo las ideas claras y se quejó con amargura del arbitraje de Rubinos Pérez, que lastró sus posibilidades con dos expulsiones. Hubo tiempo para todo. Para que Mestalla desaprobara la pésima primera parte de su equipo y después se entregara a sus jugadores en el segundo acto, repleto de orgullo. El Valencia se coloca provisionalmente tercero con su quinta victoria consecutiva. Una racha a la búsqueda de argumentos, abonada como está al suspense de los últimos minutos.
Cuando se defiende con pasión una idea futbolística, como la basada en el toque que Manuel Pellegrini ha inculcado a todos sus equipos, el juego (y a la larga también los resultados) acaba dándote la razón. Aunque acabes de llegar a un club como el Málaga, en plena construcción, con la urgencia de conjuntar de inmediato a una tacada de excelentes futbolistas recién fichados. Aunque el fútbol, una ciencia aleatoria, te castigue con golpes de azar como el que anoche permitió al Valencia, en su primera aproximación, empatar con un penalti y ponerse en superioridad numérica. Aún con diez, e incluso con nueve, el Málaga del «Ingeniero» Pellegrini no renunció a sus creencias. Con excelentes pateadores como Apoño, Duda y Baptista, continuó sometiendo en la primera mitad a un Valencia indigno, desparecido en el frío de Mestalla, obligándole a correr detrás de la pelota, a sufrir en cada galopada de Rondón y Eliseu, que dejaron en evidencia su oxidado repliegue defensivo.
Únicamente, la presencia gigantesca de Guaita bajo palos evitó un mayor escarnio en la primera mitad, pero no ahorró la bronca de Mestalla, atónito ante la demostración de impotencia de los suyos desde los 40 segundos de partido. No había transcurrido ni un minuto cuando Guaita, con las articulaciones frías, se lanzó abajo para desviar el disparo seco y al palo de Baptista. Poco pudo hacer el portero de Torrent cuando Rondón fusiló a placer después de una combinación de tiralíneas entre Baptista y Apoño. No habían pasado ni diez minutos.
El partido tenía una pinta terrible pero entonces apareció Pablo por la banda derecha para centrar a la entrada por el centro de Mata, que cuando se preparaba para disparar ante Asenjo fue zancadilleado por Demichelis. El internacional argentino, una de las incorporaciones rutilantes a golpe de petro-dólar del equipo andaluz, fue expulsado y Mata empató el partido.
El encuentro se ponía de cara para que el Valencia remontara el partido. Pero el Málaga cometió la insolencia de seguir prolongar su dominio en la posesión, y castigar a Mathieu y Dealbert con una verticalidad lacerante. Guaita ganó otras dos manos a Rondón, pero ya no pudo hacer más cuando el delantero venezolano remachó a gol el rechace de una falta de Duda.

Banega: celebración polémica
La monumental bronca de la grada, la vergüenza torera y los cambios de Emery, con la entrada de Soldado para acompañar a Aduriz y de Banega revolucionaron el encuentro. El Valencia, agresivo, acosó al Málaga y por fin, Tino Costa, Miguel y Mathieu aparecieron. También Pablo, que sirvió a Soldado para definir cruzando al palo contrario. El Valencia había empatado por segunda vez y en esta ocasión parecía que no iba a dejarse sorprender por un Málaga que empezaba a pagar caro su esfuerzo.
Además, la suerte se volvió a aliar con el Valencia con la infantil expulsión de Hélder Rosario por realizar un corte de mangas a un árbitro asistente. Con un rival sin centrales, el Valencia no tardaría en marcar el tercero, con un remate furioso de Banega en un rechace. El centrocampista argentino, con las pulsaciones a tope, se fue a celebrarlo al rincón ocupado por los hinchas más radicales, a quienes quiso reprobar sus críticas en los últimos partidos. El abrazo de los compañeros evitó que la escena fuera a mayores. Los jugadores del Málaga, en cambio, se fueron a por Rubinos Pérez, a quien responsabilizaron de la momentánea remontada valencianista. Sin embargo, aún esperaban más sorpresas en la recta final. En una escapada en solitario rodeado de defensas, Baptista acertó a sorprender a Guaita desde fuera del área y a dejar a Mestalla sin palabras. El Valencia se lanzó a por una última ofensiva, dramática, alejada de todo signo de raciocinio. En el último minuto, como no podía ser de otra manera, tras un pase de Soldado, Aduriz conectó un derechazo que dejó los tres puntos en casa, en uno de los encuentros más caóticos que se recuerdan en la historia reciente de Mestalla.
http://www.levante-emv.com/deportes/2011/01/23/locura-apodera-mestalla/776323.html

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